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Melancolía. Una metáfora sobre la depresión

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Melancolía es una película que deja entrever una metáfora sobre la depresión que autor vivió hace unos años, enfocada de una manera encubierta y con cierta belleza. Melancolía es de las obras menos sorprendentes de Lars Von Trier, pero este director siempre sorprende, porque coloca la historia por encima de los efectos especiales, es original e intenta llevar a la reflexión con sus planteamientos más o menos surrealistas.

En este caso nos encontramos ante la boda de Justin y Michael en casa de la hermana de ella. Una ceremonia que parece no dejar el poso esperado en todos los protagonistas que se esperaba. Además en escena aparece un luminoso planeta llamado Melancolía que parece que pueda llegar a colisionar con la Tierra borrando del mapa universal la Tierra entera y alrededores.

Como en muchas películas de este cineasta la potencia dramática de los personajes es innegables bajo su dirección. No esperéis leyendo esta parte algo de ciencia ficción, ni a ningún superhéroe, ni hombre similar a lo Armaggeddon porque la historia no va enlazada por esos lares.

La música es especial sobre todo porque la banda sonora principal es la Ópera de Wagner Tristan e Isolda y podréis percibir la atmósfera que crea ya en el tráiler.

Metáfora de la depresión

El planeta se llama melancolía pero ¿Cómo representarías tú ese estado de ánimo? ¿Cómo definir a esta emoción que parece difusa y etérea por definición?

Para mí la melancolía es un estado que te embarga por completo, te cubre de tristeza, elimina tu concentración, tus ganas de llorar, tus ganas de pelear, tus ganas de cambio y te lleva a borrar tus límites. Esas líneas rojas que tú pensaste que no podías traspasar sin dar la voz de alarma para pedir ayuda.

La realidad es que esa melancolía acaba caminando contigo de la mano hasta poder llevarte a una depresión. Por eso la mayoría de la gente no sabe decirte como empezó todo, porque piensa que es una nostalgia pasajera, un “bajón”, una irritabilidad temporal y que todo cambiará cuando el tiempo pase.

Recomiéndale que no lo haga o no lo hagas. Suelta su mano y pide ayuda a un profesional de la psicología.

Silvia Santana

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