La cirugía refractiva permite corregir prácticamente todos los defectos de graduación. La miopía, la hipermetropía y el astigmatismo tienen solución mediante esta técnica láser, en una intervención de diez minutos y sin causar dolor.
El Dr. Gonzalo Bernabéu es jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital HM Vallés, director de la Unidad de Cirugía Refractiva del Hospital Universitario HM Puerta del Sur y director del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario HM Montepríncipe, detalla las claves más importantes en este tipo de intervenciones.
Elegir correctamente la técnica a utilizar
Es muy importante en el caso de los defectos de graduación, saber cuándo realizar el tratamiento. El hecho de que los problemas refractivos puedan solucionarse, no quiere decir que todos los pacientes sean aptos para someterse a este procedimiento. Así también es necesario seleccionar correctamente la técnica que se llevará a cabo, en función de las características y necesidades del paciente.
Para la corrección de las dioptrías, el láser Excímer es la primera opción. Según el caso, puede optarse por un tratamiento de superficie, el PRK o Lasek, que se aplica directamente sobre la córnea, o por la técnica Lasik, que modifica la forma de la córnea aplicando un láser de Excímer en su interior.
Todas estas técnicas ofrecen buenos resultados, pero cada una de ellas se aconsejan en unos pacientes o en otros, en función de su edad, estudio oftalmológico, patologías añadidas y actividad laboral.
Tratamiento rápido e indoloro
Estas intervenciones apenas requieren de diez minutos para ambos ojos. Son técnicas indoloras, pero en los tratamientos de superficie, el paciente puede percibir algunas molestias en las primeras 24-48 horas. En caso de que esto ocurra se recurrirá a un tratamiento postoperatorio para aliviar los síntomas. En estos casos la recuperación visual es progresiva durante las primeras dos semanas.
En los pacientes en los que se utiliza la técnica Lasik, el postoperatorio es indoloro y en 24 horas es posible realizar una vida normal, con una agudeza visual excelente.
Eficacia de los tratamientos de cirugía refractiva
En unas horas o en pocos días, dependiendo de la técnica elegida, el paciente habitualmente recupera el cien por cien de la visión, y puede abandonar el uso de gafas o lentillas.
Cuándo operarse con cirugía refractiva
En general pueden recurrir a estas técnicas los pacientes con miopía, a partir de los 22 o 23 años de edad, que es cuando el defecto de graduación es estable
En los pacientes hipermétropes, se suele esperar hasta los 30 años, coincidiendo con el momento en el que su problema se agrava y empieza a ser cada día más molesto.
A día de hoy no se contempla esta cirugía en niños. Tampoco es común practicarla en personas entre los 50 y los 55 años de edad, cuando ya ha hecho presencia la presbicia y la posibilidad de aparición de cataratas en el futuro hace necesaria una cirugía en pocos años.
Sin embargo, es importante recordar que la cirugía refractiva es una herramienta útil para ayudar a las personas mayores que presentan algún defecto de graduación que les obliga a usar gafas para ver bien, después de someterse a una operación de cataratas con lente monofocal o multifocal. El tratamiento con láser Excimer puede ser también muy útil en estos casos.
Ventajas de la cirugía refractiva para los pacientes
La mayor ventaja es dejar por fin las gafas y lentillas, “poder levantarse por la mañana, abrir los ojos y ver, algo que solo el que no veía antes puede explicar”, indica el Dr. Bernabéu.
La cirugía refractiva aporta calidad de vida, ya que permite al paciente ver el mundo sin hacerlo a través de un cristal.
Ver comentarios (1)
A priori parece seguro. Pero a mí me preocupa un poco porque he leído de todo. Me lo seguiré pensando una temporada.