Define la RAE la confianza como “la seguridad o esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, y también como: “la seguridad que alguien tiene en sí mismo. Ánimo, aliento, vigor para obrar”.
El pasado mes de marzo se celebró en Cádiz el curso sobre “complicaciones en cirugía estética corporal y de la mama”, dirigido por el Dr. Nicolás Maestro y organizado por la Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica (AECEP).
Participé en este curso con dos ponencias sobre casos de complicaciones quirúrgicas en cirugía de los pechos; en una de estas ponencias, y en muchas otras que expusieron otros colegas cirujanos plásticos, podría ser aplicada a la perfección la definición de la RAE para la palabra “confianza”.
“La paciente había sido intervenida hasta en cinco ocasiones… todo ello había provocado que perdiera la confianza en sí misma, y en el cirujano”
En esta ponencia hablaba de como hace algunos años recibí en mi consulta a una mujer que había sido intervenida quirúrgicamente hasta en cinco ocasiones por tener unos pechos pequeños y asimétricos. Durante los 15 años que transcurrieron desde la primera operación había sufrido diferentes complicaciones, y el resultado final era realmente decepcionante; todo ello había provocado que la mujer perdiese la confianza en sí misma, y en el cirujano que la había operado previamente.
Esta mujer acudió a mi consulta por la recomendación de otra de mis pacientes. Enseguida me transmitió enorme confianza y me explicó sus problemas. Me puse manos a la obra y comencé a planificar las posibles formas de dar solución a las secuelas que las cirugías previas le habían producido, e inicié un camino que ha durado 8 años (hasta el momento).
Es cierto que después de cada cirugía esta paciente -que ya es más amiga que cliente- mejoraba significativamente; aunque al cabo de “x” meses volvía a mi consulta con alguna nueva desazón por no estar conforme con el resultado, o con una nueva complicación evidente que era necesario solventar. Desde su primera visita a mi clínica la he intervenido hasta en cuatro ocasiones diferentes hasta que, por fin, hemos llegado a un estado cercano a un buen resultado.
La confianza en uno mismo, y la confianza en el médico
La experiencia que he sacado con este caso, y con algunos muchos otros, es que la confianza en uno mismo y la confianza que los pacientes depositan en el médico son armas de doble filo.
Aunque la confianza del paciente y la confianza en uno mismo son necesarias para que la relación médico-paciente exista y sea fluida, un exceso de esta auto-confianza o “ego”, o una creencia excesiva en que las posibilidades de solución de la cirugía son ilimitadas, puede acabar produciendo un efecto totalmente contrario. Esta es una enseñanza que se aprende con los años y con las experiencias.
Es fundamental que el buen médico sepa también decir la palabra “no”, bien razonada y explicada, para evitar que se generen en los pacientes unas expectativas demasiado elevadas y que las consecuencias finales sean peores que las que vinieron a resolver. Antes de realizar una intervención de cirugía el paciente debe ser informado de lo que se puede y de lo que no se puede conseguir.
Los pacientes se equivocan si piensan que con una operación de cirugía van a salvar una relación, mejorar profesionalmente o solucionar un problema personal mucho más profundo. Hay una serie de señales de alerta que indican al cirujano que un paciente puede no ser un buen candidato para la cirugía.
Dr. Julio Terrén Ruiz. Cirujano Plástico
Dr. Julio Terrén en Masquemedicos