Cuando una pareja se entera de que existen problemas de fertilidad que les impiden ser padres de forma natural, experimentan una serie de emociones nuevas para ellos. Estas pueden afectar a la pareja a distintos niveles.
Emociones ante el diagnóstico de problemas de fertilidad
Los principales sentimientos que sufre una pareja en esta situación son:
- Estado de ánimo bajo o irritable: tensión, nervios, incertidumbre y tristeza, por enfrentarse a unas expectativas diferentes a las que esperaban.
- Sentimientos de culpa por no poder lograr el embarazo de forma natural.
- Vergüenza por lo que puedan pensar las personas de su entorno.
- Frustración: enfrentan gastos económicos que no esperaban, y deben invertir un esfuerzo físico y emocional para poder ser padres, sin la certeza de si podrán conseguirlo.
- Desesperanza y abandono: les cuesta mantener la esperanza de tener un hijo.
- Angustia y tristeza: esto puede llevarles a abandonar las actividades que solían hacer.
- Estrés: esto puede provocar problemas para conciliar el sueño.
- Desmotivación y desgana: que puede producir una exceso de sueño.
¿Cómo afectan estas emociones a la pareja?
Estas emociones descritas anteriormente, pueden afectar a la pareja de distintas maneras:
Dejar de realizar actividades de ocio
Se sienten decaídos por enfrentarse a unas expectativas diferentes a las que tenían y sentir que su ilusión por ser padres se derrumba. Aparece el estrés, la frustración y la angustia, y es probable que la pareja deje de lado las actividades de ocio y termine alejándose.
No sentir placer en las relaciones sexuales
En muchos casos el placer en la relación sexual desaparece en la pareja que se enfrenta a problemas de fertilidad. La presencia de disfunciones sexuales a causa de la infertilidad es superior al 60%. Así también, los encuentros sexuales en la pareja se ven reducidos, también la espontaneidad, el interés y el deseo.
Discutir y dejar de comunicarse
En muchos casos los problemas de fertilidad se convierten en un tema tabú en la pareja, generando una falta de comunicación entre ambos.
También pueden producirse alteraciones en la pareja, causando conflictos y reproches mutuos sobre el grado de implicación del otro en el deseo de tener un hijo
Alejarse de los amigos
Las personas del entorno de la pareja los notarán más sensibles, irritables y preocupados. En algunos casos la pareja decide comunicarle a sus amigos la situación por la que están pasando, pero en otros prefieren evitarlo por vergüenza o temor, o porque aún no lo hayan encajado.
Reducir el contacto con la familia
Ante las emociones negativas que afronta la pareja, es posible que reduzcan el contacto con la familia o eviten hablar del tema para no causarles preocupaciones y estrés.
Sentirse desmotivados en el trabajo
Pueden llegar a sentirse desmotivados en el trabajo, perder la ilusión y no tener la concentración suficiente para llevar a cabo las tareas propias de su puesto.
La frustración e indignación por no lograr ser padres pueden llevarles a cambiar su comportamiento en el trabajo, adoptando en algunos casos una actitud pasiva y en otros mostrarse irritables.
Estancarse en el desarrollo personal
Tanto juntos como por separado, la pareja se ve muy afectada en esta área. Sienten que no pueden avanzar, por sus problemas para ampliar la familia tal como deseaban.
Esto puede hacerles entrar en un bucle de inactividad, apatía, tristeza, y rechazo a los nuevos objetivos personales.
Para reducir los problemas de pareja que se producen ante la infertilidad, es importante que busquen consejo profesional y acompañamiento especializado durante este proceso, para poder sentirse comprendidos, apoyados, y obtengan las herramientas necesarias para gestionar sus emociones y fortalecer la pareja ante esta difícil situación.
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