Perder a un ser querido es muy duro, pero para poder seguir viviendo debemos aceptar su fallecimiento. El duelo es el proceso que nos ayuda a asumir y normalizar la ausencia, tras la muerte de un familiar o amigo, todos pasamos por un duelo, la intensidad y características del mismo serán distintas en función de la cercanía y afecto que nos una a la persona que no ha dejado, también influirán las circunstancias que rodeen la pérdida.
¿Cómo se comportan quienes atraviesan un proceso de duelo?
Cada persona atraviesa el duelo como puede, la mayoría de las veces pasamos por sentimientos y emociones desagradables, y tenemos actitudes o conductas poco productivas.
Lo que sucede es que un estímulo que antes nos producía felicidad y emociones positivas, ha desaparecido. Dejando un sentimiento de vacío que atrae más cosas negativas.
Mantener la rutina diaria que teníamos establecida nos resultará mucho más complicado. El nivel de motivación desciende de forma drástica.
Además, nuestro cuerpo y mente están conectados, por lo que nos sentiremos con menos energía, ganas y vitalidad.
Duelo no adaptativo
No todas las personas son capaces de atravesar el duelo en un tiempo y con unos procesos que le permitan dejarlo atrás sin que su salud mental se vea afectada. Esto es lo que se llama duelo no adaptativo, o duelo complejo. Sucede cuando nos es imposible dejar atrás a quien hemos perdido, sin ayuda. Este tipo de duelo se manifiesta con distinta severidad, causando en algunos casos alucinaciones. También puede manifestarse con aislamiento, trastornos del sueño y problemas de alimentación.
También aparecen síntomas conductuales como la necesidad de llamar a la persona fallecida, soñar con ella, y recrear el tiempo que pasaron juntos. Este tipo de duelo puede acompañarse de síntomas físicos como opresión en el pecho, problemas para respirar y/o sensación de despersonalización.
¿Cómo aliviar la tristeza por la pérdida de un ser querido?
El primer paso es identificar el problema, aceptar cómo nos sentimos y poner de nuestra parte para solucionarlo.
La realidad de cada persona es diferente y puede haber distintos engranajes en nuestra mente, que nos impidan sentir el duelo. Como por ejemplo, mantener la entereza y no derrumbarnos delante de nuestros hijos.
Aunque sea difícil verlo, muchas veces lo que más nos ayuda a nosotros mismos y a quienes nos rodean, no es hacer ver que somos más fuertes de lo que realmente somos, sino ser los suficientemente valientes para mostrar nuestra vulnerabilidad.
Expresar nuestra tristeza ayuda a normalizar este acto, haciendo que quienes nos rodean también puedan hacerlo. Ayudando a que todos puedan compartir sus sentimientos, y conectar más emocionalmente.
Afrontar el duelo cuando no hemos podido despedirnos
En los casos en los que hemos perdido a un ser querido y no hemos podido despedirnos, aparecen sentimientos de tristeza, culpa, rabia, frustración e impotencia, especialmente por no haber acompañado a esta persona en sus últimos momentos.
Además, haber perdido a una persona de manera inesperada puede derivar a medio plazo en un estrés postraumático.
Para conseguir superar este duelo es necesario pasar un tiempo a solas para procesar lo ocurrido y sentir la pérdida, pero sin aislarnos. Es necesario decidir quienes son las personas que queremos que nos acompañen emocionalmente y mantener el contacto con ellos.
Intentar distraernos realizan otras actividades como las tareas del hogar o practicar algún deporte.
También es importante preparar un ritual de despedida. Escribir una carta o conectar con los más allegados, puede ser una buena opción. Cuando nos sintamos preparados, si queremos, podemos realizar las despedidas con todos los familiares y amigos de la persona que ha fallecido, haciendo un homenaje a su vida.
El proceso de duelo puede durar desde 6 meses a dos años, según los datos, pero cada persona es diferente. El apoyo de un profesional de la psicología puede ser necesario para atravesar el duelo de la mejor forma posible y superarlo, para poder continuar con nuestras vidas tras la pérdida de un ser querido.