La felicidad puede convertirse casi en una imposición hoy en día. La publicidad, el coaching, las terapias de grupo, nos llevan a pensar que es nuestra obligación ser felices. Esto se conoce como marketing emocional, y es necesario que aprendamos a protegernos de él, ya que si no nos ajustamos a los que la sociedad espera de nosotros, e incluso lo que nosotros esperamos de nosotros mismos, aparecen los sentimientos de frustración, enfado e indefensión, así lo indica la psicóloga Pilar Conde.
El merchandising que nos repite en sus miles de productos “sé feliz” de cientos de formas distintas, velas que huelen a felicidad, kits para ser feliz, y un sin fin de productos con mantras positivos creados por este marketing que apela a las emociones, buscando la producción de serotonina.
Sé feliz, todo lo que puedas
Es casi una obligación, a pesar de todo, esa publicación en un blog, esa taza o esa camiseta, sigue dándonos instrucciones: debes ser feliz.
No importa lo que suceda en tu vida, lo importante es la actitud que tengamos ante las dificultades.
¿Qué pasa cuando no somos capaces de ser felices?
Muchas veces simplemente no somos capaces de estar tan sonrientes como se nos pide. Estamos tristes, y nos es imposible ser optimistas. Cuando esto ocurre la sensación de fracaso es doble: por un lado nos vemos incapaces de llevar nuestra vida, relaciones o trabajo adecuadamente, y por otro, nos es imposible afrontar esto como se espera de nosotros en estos tiempos de felicidad.
Encontrar tu propia felicidad
La imagen inalcanzable de felicidad que nos enseñan, puede tener como consecuencia una impotencia similar a la que se siente al no conseguir el amor idealizado.
La sociedad ha formado estereotipos de parejas perfectas, y muchas personas se llegan a sentir frustradas por no alcanzar ese tipo de amor, se ven insatisfechas con lo que sienten, en comparación con lo que creen que deberían sentir, o creen que en su relación no están “tal como se debería estar en pareja”.
Los mismo sucede con esa felicidad que se nos vende, nos lleva a pensar que nuestra felicidad no es tan perfecta como debería ser.
Existen diversas maneras de reaccionar ante el dolor y la adversidad. No debemos ignorar o silenciar la tristeza, sino ver si realmente la tristeza es necesaria en los momentos que estamos viviendo, y nos va a ayudar a procesar lo vivido, para luego seguir adelante.
Sacar partido de la avalancha de felicidad
También es posible sacar partido de este boom de la felicidad, una buena actitud ante la vida, que apoyada en el lenguaje puede ayudarnos a dar el primer paso para vencer el miedo y tomar el camino hacia nuestras metas.
Si nos enfocamos en lograr la felicidad, pero no alcanzamos nuestras metas, podemos caer presas de un optimismo que no es real, y puede llevarnos hacia objetivos imposibles de alcanzar, y luego a la frustración y al abandono.
Los extremos no son buenos, no debemos ponernos en el lado pesimista y pensar que lo haremos mal, ni en el lado demasiado optimista, y creer que todo lo haremos bien.
Es posible que la clave está en reconocer nuestras ventajas pero también en detectar esos obstáculos que van a aparecer, para trabajar en ello y encontrar opciones válidas para lograr nuestras metas.
Apartarse de los extremismos emocionales y apoyarse en la reflexión, puede ser la clave para tu felicidad, solo la tuya y nada más. En este proceso el apoyo de un profesional de la psicología puede ser clave para ayudarte a utilizar las herramientas necesarias para lograr una vida plena y satisfactoria.
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