Nuestra zona de confort está formada por esos comportamientos que nos dan seguridad. A medida que la vida va pasando, comenzamos a adaptar determinados hábitos, formas de actuar, e incluso creamos patrones de pensamiento.
Para muchos, este estado que aporta la zona de confort puede resultar cómodo, y les permite vivir tranquilos y bien, pero esto no les permitirá avanzar y crecer. En el caso de otras personas, este estado resulta incómodo y no les deja ser felices, pero la inseguridad y miedo a lo desconocido les impide hacer un cambio en sus vidas. Por ejemplo: en el ámbito laboral te sientes explotado, y el ambiente no es bueno; tu relación de pareja no funciona pero te sientes atrapado en ella, o te sientes solo y no realizas actividades de ocio.
Abandonar la zona de confort produce miedo y nos quedamos en nuestro espacio seguro, donde consideramos que estamos a salvo.
La zona de confort es así, un estado donde nos sentimos cómodos y seguros, pero que no nos deja lograr el éxito porque nos impide crecer personalmente.
Consecuencias de no salir de la zona de confort
- Monotonía: si no abandonamos la zona de confort la monotonía se apodera de nuestras vidas, nos sentimos aburridos, necesitamos un cambio, y el no atrevernos a hacer nada para lograrlo, nos genera más frustración.
- Pérdida de los refuerzos positivos que nos motivan cada día: si no arriesgamos para poder abandonar la zona de confort, acabaremos sintiendo tristeza, apatía y frustración. Cuando no somos capaces de arriesgar, tampoco ganamos nada.
- Disminución de la autoestima: no arriesgamos y no afrontamos nuevos retos, esto puede afectar negativamente a nuestra autoestima.
- Sensación de que no hay un crecimiento personal: comenzamos a sentirnos estancados.
Consejos para salir de la zona de confort
- Plantéate nuevos retos, o actividades que te lleven a esto. El miedo a fracasar, es uno de los mayores obstáculos para abandonar nuestra zona de confort. Pero realmente, todos estos pasos, estas actividades, nos ayudan a avanzar y conseguir logros.
- Es importante entender y aceptar que los cambios están acompañados de la sensación de incertidumbre. Y así como aceptamos esto como parte del proceso, también debemos aceptar los sentimientos de ansiedad e inseguridad como parte de la evolución vital necesaria, evitando que los pensamientos negativos lleguen a inmovilizarnos.
- Pregúntate a ti mismo: ¿esperabas que tu vida fuera de otra forma? Si la respuesta es sí, el primer paso es elaborar un plan de futuro con objetivos a corto y largo plazo. Además recuerda que para salir de tu zona de confort debes perder la vergüenza.
- Haz las cosas de siempre de forma distinta: cambia pequeños aspectos de tu vida, para que no te sientas atrapado en la rutina. Por ejemplo, cambia el camino que recorres para ir a trabajar cada día.
Para conseguir salir de tu zona de confort la clave es ir poco a poco. Cuando comienzas a probar nuevas experiencias, aunque sean pequeñas, tu espacio de comodidad se amplía, y empiezas a sentirte seguro en otras situaciones y actividades que antes te resultaban desconocidas. Esto se logra yendo paso a paso, disfrutando del camino.
Si a pesar de ser infeliz en tu zona de confort, no te sientes capaz de salir de ella, un coach puede ayudarte. Para alcanzar el éxito, es necesario pasar por el miedo y el aprendizaje. El coaching te ayudará en este proceso, comenzando por trabajar tus miedos e inseguridades, y descubriendo los retos que te gustaría cumplir.
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