Cuando se plantea acudir a un psicólogo infantil para realizar una terapia con un niño, es importante tener en cuenta diversos factores que pueden resultar determinantes. Son los factores relacionados con el entorno del pequeño y las personas involucradas en ellos: el colegio, los profesores y compañeros de clase; el barrio en el que vive y los vecinos del mismo; y el factor esencial, los padres o tutores.
Son los padres o tutores los que solicitan la intervención psicológica, ya sea por decisión propia, o por recomendación del pediatra o de algún órgano del colegio. Así como son ellos los que deciden acudir a un profesional de la psicología, son ellos también los que deben garantizar que el tratamiento tenga la continuidad necesaria, y también son quienes los que en su momento le pondrán fin. Por esta razón, es imprescindible determinar el lugar que ocuparán durante la terapia, así como su papel en todo momento durante el desarrollo de la misma.
Influencia de los padres en el niño
La psiquis infantil es una estructura en constante formación que está determinada, y puede ser transformada, por el discurso sostenido por aquellas figuras significativas para el niño, especialmente por los padres o tutores, dado que son las figuras con las que el niño mantiene una relación más intensa y se configuran como su máximo referente.
Tanto los padres como todas las personas relevantes en la vida del niño (tíos, abuelos, etc.) pueden condicionar así el funcionamiento del menor en diversos ámbitos. El niño, en principio, no cuestiona las palabras y acciones de estas personas que son un referente para él. De esta forma si, por ejemplo, un padre le dice a su hijo que es tonto, o, por el contrario, le dice que es muy inteligente, estos enunciados tendrán efectos en la percepción que el niño tenga de sí mismo y de su realidad, condicionando la manera en la que se relaciona con el entorno.
Debemos tener presente que los padres del niño también pasaron por ese proceso en su momento, durante su infancia, y por tanto también están a su vez influenciados por sus personas cercanas de referencia, especialmente por sus propios padres. Así, ellos también cargan con la influencia de sus progenitores en todos los aspectos de su vida: en su desarrollo personal y familiar, en cómo fueron en el colegio, en lo referente a sus deseos, sus temores, sus prohibiciones, sus expectativas con respecto a sus propios hijos… Además, también se han visto influenciados por otras circunstancias: su situación laboral, su situación económica, su relación con la pareja, su relación con los otros hijos, sus amigos, las posibles diferencias que existan en el seno de la pareja sobre cómo proceder en la crianza de los hijos, etc.
Importancia de la entrevista padres – terapeuta
Todos estos elementos que influyen en los padres o tutores afectan a la situación que vive el niño, en concreto a la situación por la que los padres han decidido acudir a la consulta de un psicólogo. Por ello es de vital importancia el conocimiento y análisis de todas esas circunstancias condicionantes a través de una serie de entrevistas entre los padres y el terapeuta, ya que son elementos que pueden ser determinantes.
Muchos padres no entienden por qué se les pregunta por la relación que han tenido con sus propios progenitores, y en qué medida esto afecta a la vida de sus hijos, o la importancia que puede tener en la terapia cómo se comportaban ellos cuando iban al colegio. Debemos ser conscientes de que la historia personal de cada uno de nosotros está influenciada por acontecimientos que sucedieron incluso antes de que naciéramos, por la vida que llevaban nuestros padres y nuestros abuelos, de las cuales entramos a formar parte.
Entrevistarse con los padres, juntos o por separado, si estos ya no son pareja y así lo prefieren, es importante para conocer la realidad del niño y para el desarrollo y la eficacia de la terapia psicológica. En algunos casos también se entrevista a los docentes y otras personas significativas para el niño.
Todo el entorno cercano del niño debe involucrarse
En la terapia deben estar involucrados todos aquellos que forman parte de la vida del niño en el proceso de intervención que se solicita al profesional de psicología infantil, teniendo en cuenta que no se puede exigir al niño ninguna modificación (de su conducta, de su rendimiento escolar, del control de sus impulsos, etc.) sino se acompaña de un cambio en los individuos significativos que forman parte de la vida de ese niño.
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