Cada vez hay más casos en España de personas que se divorcian después de los 50 años. Según los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística, en los últimos años han aumentado un 30%.
Los sociólogos indican que uno de los factores que explica este fenómeno es que hoy nuestra vida es más larga de lo que era hace unas décadas, y las condiciones de salud también son mejores, además la autonomía de las mujeres es mayor a la que tenían en décadas anteriores.
Otro motivo es la importancia del bienestar. Muchas parejas no se sienten satisfechas con su matrimonio, no son cariñosos ni están enamorados, y al llegar a una edad entre 50 y 60 años, se plantean si realmente quieren seguir con una relación así durante 20 o 30 años más. La respuesta cada vez más frecuente, es un no rotundo.
También indica el INE que muchas de estas parejas que han estado juntos durante una media de 20 años, tienen hijos. Este es uno de los motivos por los que muchas parejas mantienen el matrimonio, piensan en el impacto que pueda causar un divorcio en la vida de sus hijos, especialmente cuando estos son menores.
Cuando los hijos son mayores de edad y se independizan, dejan de ser una barrera para la separación de los padres. Si la situación lleva años arrastrándose, terminará en divorcio. Se juntan entonces los dos duelos, la partida de los hijos y la separación de la pareja.
Después de muchos años de vida familiar, toca acostumbrarse a una situación de vida en solitario. Para algunas personas esto puede suponer una liberación, para otros una profunda soledad.
Sentimiento de soledad tras el divorcio
En muchos casos en los que el síndrome del nido vacío, que aparece con la partida de los hijos del hogar familiar, se junta con una separación del matrimonio, las personas no son capaces de gestionar los pensamientos negativos, y no consiguen ver la situación como una oportunidad para evolucionar. Se encuentran así en una situación emocional de riesgo, que supone una gran dificultad para iniciar esa nueva vida en solitario.
Otra dificultad está en diseñar una nueva rutina de vida. Hay un período de readaptación en el que pueden aparecer emociones de ansiedad y decaimiento. Es normal que estas emociones aparezcan, pero no se debe permitir que tomen el control.
Se trata de hacer frente a la soledad y a las ideas negativas que esta puede traer: fracaso por no haber encontrado pareja, o porque los hijos se hayan marchado, o por no tener amigos. El punto en común de todos estos pensamientos es el miedo a no ser querido.
Superar esta etapa será más fácil para las personas que han aprendido a ser autónomos durante la niñez, la adolescencia y la juventud. Sin embargo, cuando no se ha aprendido a disfrutar de la soledad, simplemente porque nunca han tenido que hacerlo, se complica la situación. Personas que pasaron de vivir en la casa de sus padres para vivir en pareja y hacer su propia familia, o las que han estado con la misma pareja desde la adolescencia, desconocen los placeres de la vida de los solteros.
Nueva pareja tras el divorcio
No hay que renunciar a la posibilidad de enamorarse otra vez, pero es necesario afrontar la pérdida y encontrarse con uno mismo antes de buscar una nueva pareja.
Al lograr el bienestar emocional, la persona estará preparada para comenzar una nueva relación, si esto es lo que desea.
Tratamiento psicológico para enfrentar el duelo por un divorcio
Muchas veces la separación se convierte en una experiencia traumática, y superarla se hace cuesta arriba, por lo que el apoyo de un profesional, puede ser clave durante este proceso.
El tratamiento psicológico está indicado para aquellas personas que, tras un divorcio, tienen dificultades para enfrentar la situación, afectando ésta a su estado de ánimo y manifestando emociones de ansiedad y culpa.
Todo esto repercute en su vida diaria. Tienen dificultades para realizar actividades con otras personas, los pensamientos se centran constantemente en la pareja, aparecen sentimientos de soledad, tienen constantemente ganas de llorar, e incluso la separación los ha llevado a sufrir alteraciones en el sueño y/o en el apetito.
Gracias a la terapia psicológica para enfrentar el duelo tras el divorcio, se logra afrontar la pérdida, recuperar un buen estado de ánimo, mejorar la vida social, laboral y familiar, y en definitiva, volver a tomar el control de su vida.
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