Lo que busca un deportista cuando utiliza sustancias dopantes es mejorar su rendimiento en una competición, pero dependiendo de las necesidades de la misma y de la propia constitución del deportista, las sustancias son de un tipo o de otro. Sin embargo todo dopaje, sea con la sustancia que sea, tiene unas consecuencias para la salud del consumidor, consecuencias que muchas veces no se ven de forma inmediata pero que se presentan a lo largo de los años.
Estos son los principales tipos de sustancias dopantes que se usan en el deporte de alto nivel (y muchas veces en el aficionado o en las categorías juveniles):
Estimulantes: Son sustancias que buscan provocar la euforia de los deportistas, aumentar la sensación de alerta y alargar el umbral de la fatiga. La cocaína, la cafeína, la efedrina o las anfetaminas estimulan la circulación sanguínea PERO pueden provocar colapso circulatorio, ansiedad, pánico, adicciones, riesgos cardíacos, etc.
Anestésicos y analgésicos: Sustancias como el alcohol, la codeína o los betabloqueadores se utilizan para anular la sensibilidad y eliminar el dolor, así como para aumentar la precisión en algunas actividades, PERO pueden provocar dependencia, problemas sanguíneos y hepáticos y, en ocasiones, temblores incontrolados.
Anabolizantes y de desarrollo: Buscan aumentar la musculatura y fortalecer los huesos de los deportistas, mejorando el rendimiento en actividades de fuerza o de velocidad. PERO los anabolizantes (como el famoso clembuterol) o las hormonas pueden provocar la masculinización de las atletas femeninas, problemas hepáticos, impotencia y hasta tumores.
Dopaje sanguíneo: las autotransfusiones, la EPO y el oxigenado artificial de la sangre busca aumentar la energía y sobre todo la resistencia del organismo, PERO puede provocar shocks metabólicos generales, problemas cardíacos, fiebre, etc.
Encubridores: los diuréticos se utilizan con frecuencia para encubrir otras sustancias dopantes en los controles y a veces también para perder peso rápidamente, PERO pueden provocar deshidratación e insuficiencias renales.
El ex presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, apostaba por la permisividad en las sustancias dopantes “siempre que estas no sean perjudiciales para la salud”; otras voces proponen directamente la “barra libre” para los deportistas, igualando las condiciones por arriba para todos. Sin embargo el doping inocuo para el organismo no existe y entonces ya no estamos hablando de deporte o de competición: estamos hablando de salud, y con la salud no hay juego que valga.
Fuentes: