EMDR significa desensibilización y reprocesamiento por medio de movimientos oculares. Fue descubierto fortuitamente por Francine Shapiro. En la actualidad es una terapia psicológica y psiquiátrica que provoca el movimiento lateral de los ojos. Este puede provocarse siguiendo el movimiento que marcan los dedos de un terapeuta (normalmente psicólogo o psiquiatra) pero también puede utilizar otras estimulaciones de tipo bilateral, por ejemplo, toques en los muslos (tapping), en las manos, estímulos auditivos en ambos oídos o utilización de aparato electrónico para tal fin. Decimos bilateral porque se estimulan las dos mitades del cuerpo, estimulando, así mismo, los dos hemisferios cerebrales (lateralidad) para conseguir los fines que veremos a continuación.
Diferentes estudios indican que esta estimulación bilateral provoca una re-orientación de la atención del paciente de forma constante (llamada respuesta de orientación; se trata de prestar atención a los estímulos bilaterales que recibimos con esta técnica). Estos estudios señalan que el EMDR conecta con las mismas funciones que tenemos en el sueño REM. Durante el sueño REM, el cerebro realiza las conexiones neuronales apropiadas, realizando las asociaciones correspondientes: en esta fase del sueño, se procesan recuerdos haciéndolos más manejables. Esta es la razón por la cual cuando tenemos una preocupación solemos levantarnos mejor tras el periodo de sueño. No obstante, algunos recuerdos dolorosos persisten debido al alto grado de perturbación que nos provocaron.
Parece ser que el EMDR actúa en las redes de la memoria y, por tanto, en algunos recuerdos y experiencias, de modo que la técnica nos ayuda a reprocesar eventos que hemos podido considerar traumáticos y han quedado congelados en estas redes. Esos eventos sin procesar hacen que sintamos las mismas emociones y sensaciones desagradables que sentimos entonces (están congeladas en la red). El EMDR ayuda, como decimos, al procesamiento de esos eventos de manera que podamos observarlos sin ese malestar inicial y no influyan en nuestros comportamientos y visiones actuales.
La persona que recibe este tipo de terapia trabaja los síntomas del problema (ansiedad, estado de ánimo, inseguridad, depresión, etc.) y, el conectar con estas redes de memoria, incide, además, en la forma que tenemos de vernos a nosotros mismos y a los demás (en el fondo son imágenes basadas en recuerdos y experiencias). Los cambios positivos o el procesamiento de recuerdos se hacen durante la sesión terapéutica, logrando, mediante esas nuevas conexiones una mayor comprensión de los problemas de la vida. La teoría que subyace a todo esto se basa en el proceso neurológico de reconsolidación.
Se entiende que el paciente ha podido tener algunas experiencias vitales sin procesar, que se han visto acompañadas de sentimientos, emociones, sensaciones físicas y creencias que aún se mantienen “en caliente” y que influyen en su problema actual. Es frecuente que no recordemos con mucho detalle la experiencia en concreto, pero que sí surjan otras similares a lo largo de la vida que nos activen las mismas sensaciones, emociones y creencias que la primera. Estos recuerdos o experiencias no procesadas son el blanco de la terapia EMDR. Cambiando este nivel de perturbación de un recuerdo determinado y procesándolo, cambiamos el modo de reaccionar actualmente a experiencias similares, logrando una conducta o emoción más adaptativa.
Página de Rosalía Menéndez en Masquemedicos
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es increible como con el paso del tiempo nos vamos encontrando con tantos conocimientos, quien piense que un o varios dioses no existen, habria que considerar como la vida es tan maravillosa