Antes que nada, es importante remarcar -aunque pueda parecer algo muy obvio- que el aumento de pecho es una intervención quirúrgica, por lo que es posible que en algún momento la paciente puede sufrir molestias.
Ahora bien, con las técnicas empleadas se garantiza que la paciente no sufra ningún dolor importante.
Pero ¿cuáles son las causas de dolor?
Hay distintas fases durante la intervención de aumento de pecho en las que puede aparecer el dolor:
- La incisión.
- La creación del «bolsillo» o hueco donde se aloja la prótesis.
- El volumen del implante.
Dolor por la incisión
El punto más crítico del procedimiento suele ser la incisión, ya que es cuando se cortan tanto la piel como los tejidos con ayuda de un bisturí. En nuestra clínica no utilizamos elementos como el láser o los electrobisturís que pueden ser más invasivos, afectando tanto la sensibilidad como la cicatrización de la zona.
En cambio, empleamos un bisturí quirúrgico para realizar una incisión mínima en la areola, evitando de esta forma las marcas permanentes en el surco. La axila también la respetamos por lo importante que es a la hora de detectar la patología mamaria. Con la incisión areolar no se pierde sensibilidad ni capacidad de lactancia.
La experiencia del cirujano es fundamental en esta fase. Una disección delicada y hábilmente realizada por una mano muy experta reduce sensiblemente las molestias.
Dolor por la creación del hueco o «bolsillo»
La segunda causa común de dolor durante el aumento de pecho es cuando creamos el “bolsillo” o hueco donde se alojará la prótesis mamaria.
En nuestra clínica volvemos a apostar por no emplear “elementos traumáticos”, es decir, utilizamos nuestros dedos (índice y medio) para separar suavemente los tejidos de la zona, con lo que no se produce ni sangrado ni dolor.
El implante se coloca delante del músculo, detrás de la glándula. Respetando el espacio natural del que dispone cada paciente.
La colocación submuscular es más dolorosa que la subglandular, ya que para conseguir un espacio detrás del músculo hay que despegarlo de otros.
Dolor por el volumen de las prótesis
Una vez que disponemos del hueco o bolsillo es cuando introducimos la prótesis mamaria. Este implante producirá una distensión o estiramiento de los tejidos, ya que estamos colocando un volumen adicional en nuestro cuerpo.
Esta tensión sobre los tejidos produce cierto dolor que irá en consonancia con el volumen de la prótesis. Por ello, es fundamental respetar el espacio del que dispone cada paciente de manera natural, ya que si introducimos volúmenes exagerados podemos provocar tensiones y dolores más agudos.
Para calcular el tamaño adecuado empleamos “sizers” peroperatorios o medidores.
Cada mujer tiene una talla ideal, como sucede con un zapato, un guante o cualquier otra prenda. La paciente no debe olvidar que el cuerpo humano tiene tallas; y hay que respetarlas.
En conclusión, nosotros colocamos los implantes a medida para que no causen dolor postoperatorio ni molestias a lo largo de la vida.
Los implantes de mayor talla que la que el cuerpo admite se deforman más con el tiempo y pueden acabar produciendo molestias cervicales.
Tras la intervención es normal que la paciente sienta presión en el pecho, pero esta molestia desaparece de manera rápida inmediatamente después de la cirugía. Nosotros no solemos recetar calmantes, antiinflamatorios y/o antibióticos, ya que no suelen ser necesarios.
A la semana de la intervención la paciente puede hacer vida normal, teniendo precaución a la hora de hacer esfuerzos físicos prolongados.
Para cuidar la zona intervenida se coloca un apósito transparente y transpirable sobre la areola durante 15 días. El pecho se sujeta con un sujetador elástico deportivo. Los puntos son internos y reabsorbibles.