Abordar las complejidades emocionales y cognitivas asociadas con la condición del niño/a disléxico/a requiere en primer lugar ofrecer un espacio acogedor en el que se esfuerza día a día todo el equipo de psicólogas, psicopedagogas y maestras. La dislexia no solo afecta las habilidades de lectura y escritura de un niño/a, sino que también tiene un impacto significativo en su bienestar emocional. Por ejemplo cuando ven a sus compañeros/as de clase progresar más rápidamente esto acaba afectando a la motivación para aprender y acaba provocando frustración y ansiedad.
En las sesiones de seguimiento psicoterapéutico nos encontramos también con que muchos niños/as se comparan con otros niños/as sin dislexia y las dificultades persistentes hacen que se sientan menos capaces y eso inevitablemente deja tocada su autoestima. En otros casos incluso vemos impacto en las interacciones sociales del niño/a. Sentimientos de vergüenza o miedo al ser ridiculizado/a. De manera casi mayoritaria se observa en pacientes un impacto en la motivación. Los chicos/as han ido desarrollando una percepción negativa hacia el aprendizaje, asociándolo con experiencias frustrantes y estresantes minando las expectativas de éxito y rechazando situaciones de aprendizaje que los pudieran poner en riesgo de fracaso.
El apoyo emocional y la intervención temprana pueden mitigar estos impactos. Psicopedagogos y terapeutas trabajamos juntos para crear un ambiente de apoyo que reconozca las fortalezas individuales del niño/a y fomente un enfoque positivo hacia el aprendizaje. La construcción de la autoestima y la promoción de habilidades sociales son elementos clave en el manejo del impacto emocional de la dislexia.
Más allá de las letras y los números, es importante aportar un enfoque holístico: reconocer el impacto emocional que la dislexia puede tener en la autoestima y las relaciones sociales. Trabajamos incansablemente para fortalecer la resiliencia emocional y fomentar una imagen positiva del yo. Trabajar con la dislexia implica un enfoque integral con el que abordar en equipo diversas dimensiones.
1.- Partir de una evaluación integral completa para comprender las áreas específicas de dificultad. Esto puede incluye la fonología, la conciencia fonémica, la memoria de trabajo y otras habilidades cognitivas relacionadas con la lectura.
2.- Utilizar métodos multisensoriales que involucran varios sentidos. Por ejemplo, la enseñanza de letras a través de actividades táctiles y auditivas que fortalecen las conexiones neuronales.
3.- Las reeducadoras trabajan sobre todo la fonética y conciencia fonémica para comprender la relación entre letras y sonidos, así como a manipular y segmentar sonidos en palabras.
4.-Trabajar con el paciente disléxico estrategias de decodificación, como la identificación de sílabas y la segmentación de palabras en partes más pequeñas para facilitar la lectura.
5.- Utilizar estrategias innovadoras y programas para el desarrollo lector con base de evidencia científica.
Es fundamental el trabajo en equipo, en estrecha colaboración con los maestros/as para implementar adaptaciones en el aula, como tiempos adicionales en exámenes, formatos de evaluación alternativos y desarrollo de planes individualizados (PI).
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