Evaluación psicológica ante operaciones estéticas en menores

Aunque no sea un tema que salga mucho a la luz pública existe un porcentaje de menores que se someten a operaciones de cirugía plástica. Buscan cambiar aspectos de su físico como las orejas, la nariz, etc. Incluso, en la actualidad, muchos adolescentes, menores de 18 años, acaban consiguiendo el consentimiento de sus familiares para realizar una operación de aumento de pechos.

La Sociedad Española de Cirugía plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) está implicada desde hace unos meses en la propuesta de que se admita a nivel legislativo la normativa para que los menores tengan que someterse a una evaluación psicológica especializada.

¿Qué evalúa un psicólogo antes de que un menor se someta a una cirugía estética?

  • Grado de madurez psicológica
  • Que haya tomado o no la decisión por alguna presión por parte de personas del entorno (parejas, padres…)
  • Nivel de autoestima
  • Situación de emancipación o estado legal en relación a consentimiento de sus padres o responsables.
  • Entrevista con los padres

Esto evita que surjan problemáticas a nivel psicológico a posteriori, cuando se desarrollen como adultos. También favorece que exista un mayor control de intrusismo profesional puesto que el informe psicológico sería un pilar más que garantizaría la homologación y garantías del servicio. Ofrece además una tranquilidad a nivel familiar ante aquellas decisiones que han partido desde el primer momento por insistencia del menor.

El cirujano, una vez pasado el proceso, sería el encargado de transmitir la información sobre la operación, concretar las expectativas reales y la previsible evolución del mismo.

A los padres, recomendar siempre la escucha activa ante estas propuestas por parte de los menores, evitando juicios de valor que permitan que el joven enmascare su realidad y no comparta sus motivaciones reales.

Por supuesto, aunque sean operaciones de cierto coste, por ser realizadas en muchas ocasiones en ámbito privado, no renunciar nunca a controlar que el profesional tenga la titulación adecuada, es lo único que permitirá que haya una calidad en la intervención, un seguro sanitario y la puerta abierta a una posible reclamación posterior.

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Silvia Santana: