En unos días pasamos de estar tumbados en la playa con el arrullo de las olas, o perdidos en un pueblecito en la montaña, relajados, sin preocupaciones, a volver a la rutina, el día a día y el trabajo. Coches, atascos, prisas, despertador… ¿A quién no le ha pasado? ¿Quién no ha sentido la conocida depresión postvacacional? Seguro que muchos de nosotros, a principios de septiembre, experimentamos algo parecido.
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Pero, nosotros nos preguntamos ¿Realmente nos afecta la vuelta a las vacaciones o es un poco “cuento chino”? Supongo que, como todo, dependerá de cada persona y su filosofía de vida, pero expertos aseguran que se supera en dos semanas como máximo. Incluso recomiendan que no cunda el pánico ya que la mayoría nos adaptamos a la vuelta a trabajo de manera completamente normal en esas dos semanas (eso sí, experimentando un poco de peor humor de lo habitual).
Es totalmente normal sentirnos más cansados, desganados, con falta de concentración, tristes, nerviosos e inquietos a la vuelta de las vacaciones, después de llevar un ritmo tranquilo y relajado, sin madrugones ni estrés. Pero hay veces que va más allá: naúseas, vómitos, insomnio, cansancio, taquicardia, etc. Si tenemos estos síntomas y, además, nos duran más de dos semanas, deberíamos empezar a preocuparnos. Si no, es algo natural.
Incluso se dice que los niños también pueden sufrir este síndrome sintiéndose más cansados, inquietos o con problemas de insomnio. Puede ser que se lo hayan pasado muy bien en las vacaciones y, efectivamente, no quieran volver al colegio, sobre todo si ha habido un cambio de centro escolar.
Sea como sea, siempre debemos evitar el temido síndrome postvacacional con unos cuantos consejos:
– Gestionar bien el tiempo partiendo de horarios razonables.
– Contar con un período de transición entre las vacaciones y la vuelta al trabajo, realizar una vuelta escalonada.
– Evitar extrapolar el periodo de vacaciones a algo maravilloso y reducir la jornada laboral a algo horrible (todo tiene sus pros y sus contras).
– Planificarse y organizarse antes de empezar a trabajar y priorizar las acciones laborales.
– Compatibilizar el trabajo con actividades de ocio y hobbies (a ser posible, durante todo el año).
– No alargar las vacaciones hasta el último día para tener tiempo a adaptarse a la situación laboral de nuevo.
– Intentar motivarse con nuevos objetivos y planes.
Con estos consejos, reactivando nuestras neuronas y actividad intelectual días antes de volver, y un poquito de resignación y alegría, seguro que la vuelta al trabajo es más fácil para todos. ¡Feliz vuelta de vacaciones!