En esta década donde la inteligencia artificial, está cada vez más cerca de situarse a la par de nuestro lado humano, os dejo una película que analiza los parámetros de este tipo de inteligencia con una historia, para mi gusto, bien hilada, Ex Machina del director Alex Garland.
El argumento de la película parte de la idea de Nathan, un millonario programador informático que se encuentra aislado en un lugar entre montañas realizando su proyecto de investigación, y decide plantear un concurso en su empresa para seleccionar a uno de sus empleados y que lo acompañe a su casa. Caleb un joven programador es el seleccionado, tras firmar un acuerdo de confidencialidad sobre todo lo que va a experimentar, Nathan le enseña su proyecto, Ava, una mujer androide creada con todo detalle y a la que tendrá que analizar para testar si realmente posee inteligencia artificial o no.
El Test de Touring. ¿La máquina sabe que no es humana?
Para testar al androide se recuerda el Test de Turing, que consiste en una situación donde un hombre y una máquina se encuentran aislados manteniendo una “conversación” y el hombre debe determinar si con quien está hablando es un robot o una persona. En la película el test tiene un formato actualizado y revisado pero la esencia es la misma. La diferencia en este test es que Caleb ya sabe que es una máquina, lo que debe de intentar resolver es si la máquina sabe que no es humana.
Podría parecer una película aburrida sobre todo para aquellos cinéfilos que no apuesten por la ciencia ficción pero nada más allá, los diálogos están bien pensados y son significativos, la narración no tiene fisuras, los planos desde la llegada del joven a la lujosa casa generan suspense e interés y la visión de Ava, el aspecto psicológico donde podemos analizar qué aspectos diferencian a la humanidad hoy en día de una visión más robótica es muy interesante.
La película tiene presente en algún diálogo las tres leyes de Asimov,que plantea la relación del robot con el ser humano, imprescindible su presencia. Si no las recuerdas te invito a volver a buscarlas. No hay nada mejor para revitalizar el cerebro que la curiosidad.
La película me ha hecho reflexionar sobre algún interrogante como los siguientes ¿Puede ser la capacidad de aprendizaje una competencia solamente humana? Probablemente no, y muchos de los androides que se generen en el futuro serán capaces de reprogramar su software ante nuevas actividades y retos. Pero ¿Y la sexualidad? ¿Y el sentido del humor y la ironía? ¿Es posible generar una programación y estructura informática que nos lleve a eso? ¿Y la empatía? ¿Puede un robot llegar a determinar el contexto y entender la emoción del que tiene enfrente quizá mejor que un humano que está más invadido por sus propios pensamientos y experiencias?
Un mundo fascinante, no prometo que la película responda a todas las preguntas pero si que te haga reflexionar como me lo ha hecho a mí y al fin y al cabo esa es una de las metas del buen cine.
Buen fin de semana a tod@s.