“Vivimos en la era de la incertidumbre”, parece que es una de las frases que más escuchamos últimamente. Y desde luego no le falta razón. Si echamos la vista atrás la realidad es que, desgraciadamente, cada cierto tiempo tenemos que afrontar situaciones de emergencia y catástrofes, que ponen en jaque la estabilidad emocional de las personas directamente afectadas, pero que también tienen impacto en gran parte de la población de manera indirecta. Tanto por las consecuencias que pueden tener estas situaciones en nuestra rutina cotidiana, como por la información que recibimos por parte de los medios de comunicación, las personas podemos llegar a experimentar una afectación en nuestro bienestar psicológico.
La pandemia por la COVID-19 junto a todas las complejas y novedosas medidas que tuvimos que adoptar para hacerle frente, fuertes e inéditas nevadas que dejan bloqueada una ciudad durante casi una semana, inundaciones en otras que se repiten cada cierto tiempo, la erupción de un volcán en La Palma que se prolonga durante tres meses, la invasión a Ucrania y las consecuencias socioeconómicas que se están derivando de este conflicto… parece un suma y sigue en muy poco tiempo, que de alguna forma no nos permite recuperar la ansiada normalidad. Y ante todas estas situaciones (entre otras que, de nuevo, desgraciadamente, se han dado a lo largo de nuestra historia), es fundamental el trabajo de los profesionales de la psicología de emergencias.
¿Qué es la psicología de emergencias?
La psicología de emergencias es la rama de la psicología que se encarga de estudiar el comportamiento humano en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes; además de analizar la afectación psicológica a corto, medio y largo plazo. Se encarga también de desarrollar e implementar planes de prevención, intervención y recuperación, con el fin de promover estrategias de gestión en la población general y las personas afectadas en particular.
¿Cómo nos afectan estas circunstancias a nivel psicológico?
Ante una situación de crisis o emergencia lo primero que se produce es una ruptura en el equilibrio emocional de la persona, experimentando reacciones de estrés a nivel fisiológico-emocional (lo que sentimos), a nivel cognitivo (lo que pensamos) y a nivel motor (lo que hacemos). Todas estas reacciones debemos considerarlas normales, sobre todo en los primeros momentos, pues lo que es verdaderamente excepcional es la situación que tenemos que afrontar.
Si nos centramos en el momento actual, en el conflicto que actualmente está presente en Ucrania, muchas personas se preguntan cómo se puede estar sintiendo la población ucraniana que está teniendo que emigrar de su país y ser acogida en otros como refugiada. Las reacciones psicológicas que pueden experimentar van estar relacionadas con la pérdida, el trauma, la incertidumbre y dificultades de adaptación.
En primer lugar, salir de tu país supone un proceso de duelo, alejarte de personas, lugares y recuerdos que quedan atrás. Además, se darán muchos casos en los que la persona ha experimentado el fallecimiento de un ser querido en los días previos, de manera que para muchos el dolor de la experiencia se verá incrementado.
Por otra parte, nos encontramos ante una circunstancia de un elevado estrés y genera mucho miedo, en la que muchas personas han visto peligrar su vida. Esto tiene relación directa con el trauma, pudiendo derivar en un cuadro de estrés postraumático de mantenerse diferentes reacciones en el tiempo. Seguidamente, la incertidumbre, una de las sensaciones más difíciles de gestionar para las personas; pues genera inseguridad y falta de control, lo que nos sitúa automáticamente en una situación de indefensión. Y finalmente, es esperable que muchas personas presenten dificultades de adaptación al nuevo contexto, por las diferencias respecto a su país, sus personas de referencia y también sus costumbres y cultura.
Como vemos, una circunstancia verdaderamente compleja, lo que nos lleva a preguntarnos, ¿qué hacemos los profesionales de la psicología de emergencias en estos primeros momentos?.
El trabajo de los profesionales de la psicología de emergencias
Nuestra labor va a ser acoger a estar personas y normalizar lo que están sintiendo ante la circunstancia en que se encuentran. Es fundamental mantener una actitud de empatía, comprensión y escucha activa, respetando las creencias y valores de quienes reciben nuestra atención.
Se trata de facilitar la expresión emocional e identificar y atender posibles factores de riesgo que puedan derivar en la aparición de un problema psicológico posterior. Asimismo, siempre debemos tener en cuenta y reforzar los recursos de afrontamiento que tiene la persona, con el fin de promover su capacidad de adaptación y resiliencia.
En psicología de emergencias otra de las tareas importantes va a ser la derivación a otros profesionales y recursos de apoyo que pueda necesitar la persona. En este contexto no hacemos un proceso de psicoterapia, sino que realizamos una primera intervención en crisis, caracterizada por ser puntual y facilitar la recuperación del equilibrio y el alivio del impacto inicial por lo que está sucediendo.
Sobresaturación e hipersensibilidad en la ciudadanía
Por último, me gustaría destacar el impacto que tiene lo que estamos viviendo en la ciudadanía, haciendo un hincapié especial en todo el conjunto de situaciones que están aconteciendo en los últimos dos años, de una manera muy seguida.
Este cúmulo está generando una sensación de sobresaturación e hipersensibilidad en muchas personas. Es como que necesitamos una especie de “tregua” en la que no se den este tipo de situaciones de tan alto impacto. Situaciones que precisamente por su carácter imprevisible nos afectan aún más.
Muchas personas están sintiendo inestabilidad emocional, incrementada por un exceso de empatía. ¿Te ha pasado que ves las noticias, o incluso un anuncio en la televisión, y no puedes evitar llorar? en este caso la solución puede pasar por tomar distancia de este contenido, permitirnos desconectar.
Otras viven en una constante frustración, impotencia e indefensión. ¿A que te encantaría que esto no estuviera sucediendo y que se hiciera todo lo posible por frenar el conflicto y acabar con el sufrimiento humano?. Es normal que aparezcan estas emociones, y solo el hecho de tomar conciencia de que no podemos hacer nada nos sitúa en esa posición de indefensión.
Como estrategia, es importante centrarnos en lo que sí está en nuestra mano, en aquello que nos puede ayudar a sentirnos útiles en este momento respecto a lo que está pasando. Pero sobre todo, dale espacio a lo que estás sintiendo, compártelo y pide ayuda si crees que puedes necesitarla. Aunque no nos cansamos de decir que son reacciones normales ante situaciones excepcionales, existen recursos que nos pueden ayudar a gestionarlo mejor y reforzar nuestros recursos de afrontamiento para promover la resiliencia personal.
Elena Herráez Collado, Psicóloga experta en intervención psicológica en crisis y emergencias., Psicóloga Sanitaria y responsable de Psikigai Psicología.
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