A día de hoy todas las Sociedades Científicas, nacionales e internacionales, y todas las Agencias del Medicamento, nacionales e internacionales, avalan la indicación de la terapia hormonal en pacientes que padezcan menopausia precoz, atrofia genital, sintomatología climatérica y en mujeres con grave riesgo de padecer una osteoporosis, en las que no se pueda utilizar otro tipo de tratamiento.
En este sentido, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, en su consenso de 2010 sobre terapia hormonal, puntualiza:
- La THS está indicada en pacientes sintomáticas.
- En la menopausia precoz o en el fallo ovárico, la pauta es prescribir THS hasta la media de edad de la menopausia natural.
- El riesgo relativo de cáncer de mama aumenta con la THS combinada, pero no con el tratamiento con estrógenos solos.
- Tiene efecto favorable sobre los eventos cardiovasculares en mujeres jóvenes
- Reduce el riesgo de osteoporosis
- La dosis a utilizar debe ser la mínima efectiva. Se deben individualizar las mismas.
Todas estas puntualizaciones son imprescindibles para empezar a derribar el muro del miedo irracional y no fundamentado, que durante años ha perseguido a este tipo de terapia, con la consiguiente pérdida de calidad de vida en aquellas pacientes que eran tributarias de recibirla.
Los pilares sobre los que se debe apoyar una correcta prescripción son los de identificar adecuadamente a las candidatas a recibir el tratamiento, mediante la valoración del riesgo potencial de su aplicación frente a los beneficios que van a obtener de la aplicación de la misma, y la individualización de las terapias. Igual que no hay dos mujeres iguales en el mundo, no hay dos terapias iguales. Cada una ha de recibir la dosis adecuada, siempre la mínima efectiva, la combinación adecuada, si es que la necesitara, por la vía de administración que le sea más favorable y durante el tiempo que le sea útil.
Desde un punto de vista informativo vale la pena aclarar algunos conceptos:
- La terapia hormonal el estrógeno elegido ha de ser siempre el 17 beta estradiol, sustancia idéntica a la producida por el ovario durante la etapa fértil de la mujer.
- La terapia hormonal combinada hace referencia a la asociación de 17 beta estradiol y progesterona. Dicha asociación se puede administrar de forma continua, es decir todos los días, con lo que se trata de evitar sangrados similares a los de la regla, o de forma secuencial, limitando el uso de la progesterona a determinados días del mes, buscando repetir un patrón de sangrado similar al de la regla. Esta combinación esta indicada, exclusivamente para mujeres que tienen útero, por la acción protectora que va a ejercer la progesterona en el mismo frente a la acción de los estrógenos.
- En el caso de mujeres sin útero se aplicará 17 beta estradiol únicamente.
- La vía de administración de los fármacos debe de ser consensuada con cada paciente, buscando siempre la mayor aceptación para garantizar el cumplimiento de la terapia. En este sentido, para los estrógenos la utilización de la vía cutánea presenta mejores resultados que la vía oral.
- Las dosis empleadas deben ser las mínimas efectivas y han de ser mantenidas mientras sean útiles. En este sentido, y para garantizar la seguridad del tratamiento, los controles ginecológicos han de ser muy rigurosos.
- La utilización de terapia hormonal, aplicada en mujeres al inicio de su menopausia y en las condiciones descritas anteriormente no incrementan el número de casos de cáncer de mama. La utilización de estrógenos solos, en este aspecto, se muestra mucho más segura.
- En patologías crónicas como la osteoporosis o como los eventos cardiovasculares, la terapia hormonal, aplicada en los primeros momentos de la instauración de la menopausia, ejerce un efecto protector sobre la evolución de las mismas.
- Su eficacia en el tratamiento del síndrome climatérico (sofocos, sudoración nocturna, insomnio, irritabilidad, depresión, dolores de cabeza, palpitaciones, vértigos y mareos) roza, según prácticamente la totalidad de los estudios, el 98% de efectividad, en las primeras cuatro semanas de aplicación del mismo.
Dr. José María Fernández Moya. Director médico del Instituto de Medicina EGR
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