En 2008 el creador catalán Miguel Gallardo ganaba el Premio Nacional de Comic de Cataluña con una obra entrañable llamada María y yo, que cuenta desde un punto de vista cercano, divertido, familiar y sensible la relación personal con su hija María que padece de autismo. En 2010 se estrena en formato cinematográfico dirigida por Félix Fernández de Castro con la finalidad de contar esta historia tan bien hecha y además visibilizar el trastorno.
Con el film se consiguió incluso estar nominado a los premios Goya en 2011. El director había estado involucrado en el guión a partir de la historia en papel por lo que consiguió adentrarse en el mundo de Miguel Gallardo, obteniendo un documental totalmente aconsejable y por ello os lo quiero recomendar en este viernes de película.
María y yo. Documental
María tiene 12 años y entra en la preadolescencia de cabeza diagnosticada de un TEA, vive adaptada en su entorno y con su familia realiza casi cualquier actividad de la vida diaria. Los padres de María están divorciados desde hace unos años y ella vive con su madre en las Islas Canarias mientras que su padre Miguel reside en Barcelona.
La película se centra en unas vacaciones que Miguel pasa con su hija en un hotel de las Islas Canarias y muestra como es esa convivencia en una época estival donde la situación es más compleja para los niños con autismo puesto que no tienen un día a día tan estructurado y seguro como en el resto de estaciones del año.
Ver María y yo en RTVE
El film muestra, al igual que queda plasmado en el libro, momentos del día a día con la menor, como es necesario seguir siempre los mismos caminos, el uso de pictogramas para favorecer una comunicación más específica en el entorno familiar, el establecimiento desde que se levanta por la mañana de secuencias que le permitan realizar acciones ordenadas que le hagan sentirse a gusto en el hotel.
Su padre que es conocido por su dominio con el dibujo, ayuda a María para intentar comunicarse con él y con el mundo a través de un cuaderno lleno de dibujos y mensajes que siempre lleva encima y con el que construyen el mundo.
Hacernos ver como pequeños detalles pueden hacernos sentir felices o crear instantes duraderos como un momento en el que María entra en contacto con la arena de la playa y queda ensimismada como si fueran granitos de oro voladores que se van con el viento.
La vivencia del trastorno y la visión de Miguel como padre
Lo destacable, como decía al principio de esta reseña, es que está contada desde la cotidianidad, la simpatía y el coraje de Miguel que en ningún momento nos muestra una historia amarga con filtros negativos sobre la vivencia del trastorno y su visión como padre.
No he leído el libro y lo tengo en mi lista de actividades pendientes, puesto que estoy segura que una segunda vivencia al lado de Miguel y María me enseñará muchas cosas más.
Además he visto en la página de la editorial que lo publicó, Astiberri, que la Universidad de Castilla La Mancha ha creado una guía didáctica para acompañar la lectura del libro a través del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) y que se puede descargar en la misma a través de un enlace.
En ella nos explica cómo sacar mayor partido a una novela gráfica, la visión de la discapacidad realizando una introducción de como aparece en otros medios de comunicación como la prensa diaria y su formato de no normalización en la sociedad todavía entre otros apartados. Una aportación recomendable hecha con cariño y optimismo para seguir llenando de detalles significativos el aprendizaje sobre la visión de los niños con TEA y sus familias.