Para cualquier familia adaptarse y afrontar un daño cerebral sobrevenido o una discapacidad grave no es una tarea fácil. De repente deben enfrentarse a nuevas situaciones y familiarizarse con conceptos y procedimientos que hasta ese momento desconocían. En el año 2007, Anna Esclusa comenzó a trabajar con un nuevo “proceso
educativo que pretende facilitar la comunicación y la relación entre personas con graves discapacidades y sus familiares estructurando momentos de su relación cotidiana como situaciones de aprendizaje”, es lo que se denomina Modulación Pedagógica.
Anna Esclusa es pedagoga, formadora de Estimulación Basal, terapeuta Affolter y practitioner en PNL y lleva a cabo la Modulación Pedagógica en el Hospital Asepeyo de Sant Cugat y en la Unidad de Estimulación Neurológica de Barcelona. Invitada por el
Instituto de Neurorrehabilitación Avanzada (INEAVA) explicó este nuevo concepto a más de 40 profesionales.
La Modulación Pedagógica significa “cambiar la mirada a los usuarios y a sus familias”. Cada familia tiene sus capacidades y sus necesidades, nada que ver unas con otras, “tendemos a ver solo al afectado y a la familiar a verla aparte, desde el punto de
vista emocional”. Y ante una situación de daño cerebral sobrevenido o de una persona con discapacidad grave, “la familia debe ejercer de familia, no puede ser co-terapeuta”. Es necesario facilitar el reencuentro paciente-familia, aprender a convivir, a tratarlo,
a mostrarle el afecto, el cariño, a entender qué le ocurre, que transmite… Pero también hay que adecuar las relaciones entre familiares y profesionales, poner en marcha procesos de enseñanza y aprendizaje con las familias, “y aprender no es nada fácil”, destacó Anna Esclusa.
En definitiva, las Modulación Pedagógica es enriquecer la capacidad para relacionarse unos con otros y fomentar la comunicación gestual con los pacientes; trabajar más las relaciones familia/paciente, en lugar de “enseñarles la técnica, escuchar y atender las necesidades y capacidades del usuario y de su familia”. El profesional debe ser un “modulador pedagógico”, un facilitador y desarrollar una labor de integración en el equipo multidisciplinar que conforma la atención a los pacientes.
La Modulación Pedagógica está indicada para cualquier familia en la que hay una persona con una discapacidad grave, aunque la experiencia hasta ahora se centra en adultos que han sufrido un daño cerebral sobrevenido pero el concepto es suficientemente flexible como para adaptarse a otras poblaciones, niños y adultos con discapacidad intelectual, demencias, parálisis cerebral, autismo, salud mental… y no solo en hospitales sino también en escuelas, centros de día o residencias.
Por Melania Bentué (Estrategias de Comunicación)
Blog de de Zoe (Blog de la autora)