La pérdida de una o varias piezas dentales es un problema bastante común, de hecho, estudios calculan que el 70% de la población ha perdido algún diente antes de llegar a los 45 años de edad. En las personas mayores de 65 años la situación es aún más grave, ya que solo un 5% mantiene todas sus piezas dentales.
Una mala higiene bucodental, alguna enfermedad oral, caries o un traumatismo, son algunas de las causas que pueden llevarnos a perder uno o más dientes.
Lo más sorprendente es que a pesar de los problemas funcionales y estéticos que supone la pérdida de piezas dentales, muchas personas deciden no reponerlas, y esto puede tener consecuencias en su salud bucodental.
Consecuencias de no reponer los dientes perdidos
Cuando se pierde un dientes que no es muy visible, las personas suelen darle menos importancia, ya que no conlleva los problemas estéticos de la pérdida de una pieza dental frontal, pero no son conscientes de que el reponer este diente puede tener graves consecuencias, afectando la salud.
No reponer un diente perdido puede tener las siguientes consecuencias:
Problemas de oclusión
Al perder un diente los adyacentes tienden a moverse para ocupar el espacio que ha dejado la pieza perdida, llegando a inclinarse y generando así problemas de oclusión.
Estos movimientos pueden resultar dolorosos, ya que el contacto con otras piezas dentales puede producir caries, inflamación de las encías o incluso fractura.
Problemas para masticar
Los molares y premolares ejercen el mayor peso en la masticación, por lo que son piezas muy importantes en este proceso.
Al comer, los alimentos impactan contra la encía, en el espacio vacío que ha quedado tras la pérdida del diente, provocando molestias e incluso llegando a dañar la mucosa.
Por esta razón las personas tienden a masticar por el lado contrario de la boca, y el resto de dientes debe trabajar más, provocando así una sobrecarga en ellos, teniendo como consecuencia desgaste de los dientes sanos y dolores.
Pérdida de hueso
Al perder un diente el hueso que le sujetaba comienza a atrofiarse a causa del desuso. Esto deriva en tratamientos dentales más caros, de mayor duración y que producen más dolores y molestias.
Problemas digestivos
Al perder piezas dentales, la masticación se ve alterada, y esto puede provocar problemas digestivos. Al no triturar los alimentos correctamente la digestión puede hacerse más pesada.
Problemas en la pronunciación al hablar
Para pronunciar algunas letras correctamente necesitamos los dientes, por lo que al perder alguno de ellos el habla también se ve afectada.
Mayor riesgo de padecer caries y enfermedades periodontales
Con el movimiento de los dientes, buscando el contacto entre ellos, y la reducción de la cantidad de hueso que se produce al no reponer una pieza dental perdida, los espacios interdentales aumentan, y en estos casos la higiene bucal se dificulta, aumentando el riesgo de sufrir caries y enfermedades periodontales.
Estos problemas pueden evitarse recurriendo a un especialista en odontología, para realizar un tratamiento adecuado para reponer las piezas dentales tales como prótesis removibles o implantes dentales. El dentista definirá el tratamiento que se adapte mejor a las necesidades del paciente.
María Isabel Salvador, médico estomatólogo
María Isabel Salvador en Masquemedicos