Neofobia, miedo o ansiedad ante las experiencias o situaciones nuevas. La persona reacciona con angustia ante ellas, por lo que las evita a toda costa.
A todos nos puede generar cierta tensión o nerviosismo enfrentar lo nuevo, esto es una respuesta normal siempre que esté dentro de unos límites. Pero cuando se vuelve desproporcionada, generando malestar clínico y afectando nuestra vida diaria, puede que se trate de una fobia.
Se trata de un problema más común en los niños, pero los adultos también pueden sufrir neofobia. Se ha observado que tener un familiar de primer grado con algún tipo de fobia, aumenta la probabilidad de padecerla. Así mismo, haber experimentado algún suceso traumático, también incrementa el riesgo de sufrir neofobia.
Signos de la neofobia
Este tipo de fobia puede generarse en diferentes situaciones, por ejemplo, ante una cita, o un nuevo trabajo, y en el caso de los niños al introducir nuevos alimentos en su dieta, o ante el primer día de colegio.
Quienes sufren neofobia no solo experimentan el nerviosismo que genera el enfrentarnos a una situación nueva, sino otros síntomas cognitivos y físicos.
Síntomas cognitivos
- Ansiedad.
- Obsesiones.
- Pensamientos intrusivos.
- Imaginación catastrófica
- Miedo desproporcionado.
- Conductas de evitación.
Síntomas físicos
- Taquicardias.
- Sudoración.
- Sensación de asfixia o falta de aire.
- Cefaleas.
- Náuseas.
- Vértigos y mareos.
- Síntomas digestivos.
- Desmayos.
Causas de la neofobia
No siempre existe un evento desencadenante de esta fobia, por lo que puede ser complicado determinar su origen de forma concisa.
La predisposición genética, así como la experimentación de vivencias traumáticas, pueden favorecer la aparición de la neofobia.
Es importante tener en cuenta que los factores que pueden predisponer a una persona a sufrir esta fobia específica son numerosos. Entre ellos se encuentran algunos tipos de personalidad, los estilos cognitivos, o la influencia del aprendizaje que obtenemos al observar las acciones de los demás y sus consecuencias probables en diversas situaciones sociales.
¿Cómo se trata esta fobia?
Acudir a un profesional de la salud mental es el primer paso. En el momento en que la fobia nos limita, es imprescindible acudir a un psicólogo para tratarla y mejorar así nuestra calidad de vida.
El tratamiento depende del nivel en que la vida del paciente se vea limitada por la fobia, teniendo en cuenta si existe otro problema de base, así como las situaciones que generan este miedo excesivo.
El objetivo de la terapia es ayudar a la persona con neofobia a eliminar las ideas y creencias irracionales que son la base de este trastorno.
Con la ayuda de un profesional es posible superar la fobia, mejorando así la calidad de vida, y aprendiendo a enfrentarse a estos miedos.
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