El efecto placebo puede definirse como el efecto terapéutico que sucede luego de recibir una sustancia o someterse a un tratamiento, siendo que tal efecto no está causado por un poder inherente a la sustancia o al procedimiento sino a las expectativas del individuo. (Stewart Williams, 2004). El individuo que se encuentra inmerso en el placebo siente menos ansiedad, más esperanza, realiza un proceso de transferencia tanto de su problema a otros similares que pueda tener como de él mismo a los que tiene alrededor así como mayor creencia en los profesionales que lo atienden.
Sin embargo hoy en día surge otro efecto antagónico, el fenómeno “nocebo” concepto del latín dañar, donde la persona tiende a pensar que algo le hará daño o le será inocuo y consigue con su enfoque psicobiológico aumentar la probabilidad de que ese algo se materialice fisiológicamente encontrándose mal o en estado de salud dudoso. Este efecto surge de la sociedad actual que nos rodea, tecnológica, hipervigilante, con tendencia a etiquetar y analizar todo y donde la disponibilidad de cualquier información sanitaria está al alcance de un click. El sistema nervioso central es el responsable de su acción al igual que en el placebo.
Neurólogos de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) detectan que cuando la persona piensa que va a tomar una medicina eficaz que tendrá resultados en él a corto plazo, se activa en su cerebro el núcleo accumbens área relacionada con la activación de beneficios y bienestar ya que segrega dopamina que genera sensación de analgesia. Cuando la persona tiene miedo y desconfianza hacía el tratamiento se genera una tensión en el organismo que lleva a un ligero debilitamiento en el sistema inmunitario, de ahí que el individuo no se encuentra bien y ya plantea en negativo el tratamiento propuesto o sentir más dolor del que objetivamente implica la prueba. Es importante frenar los desencadenantes mentales que incluso hacen que pensemos que además de los síntomas que padecemos vendrán otros nuevos porque se incrementa la posibilidad de que esto sea así a través de la autoobservación.
Para leer más información sobre esto recomiendo el artículo científico de Magí Ferré, jefe de farmacología clínica del hospital público Germans Trías i Pujol de Badalona, publicado en 2004 en colaboración con Jordi Ferreres y Josep Eladi Baños, en la revista Medicina Clínica de título Efecto Nocebo: la otra clara del placebo.