La escucha activa es un elemento muy estudiado y explicado dentro de las habilidades sociales y su entrenamiento en el ámbito de la comunicación. En 2002, Rost la definió como «un término genérico para definir una serie de comportamientos y actitudes que preparan al receptor a escuchar, a concentrarse en la persona que habla y a proporcionar respuestas (feedback)». La capacidad de escucha exige esfuerzo e intencionalidad y puede aprenderse aunque en ocasiones pueda resultar automático practicarlo si no la tenemos muy desarrollada.
Existen muchos libros en los que podemos encontrar variadas técnicas para practicar la escucha activa pero encontramos bastantes menos si nos centramos en la práctica de la escucha en personas que presentan diversidad funcional. A continuación os dejamos algunas estrategias para poder realizar un entrenamiento de la misma, que se han tomado del manual de atención sanitaria a personas dependientes en instituciones sociales, de la Junta de Andalucia.
Comunicación efectiva en personas con discapacidad visual
Las deficiencias visuales obligan a las personas que las padecen a utilizar la información táctil, auditiva y propioceptiva para acceder al mundo. Se recomienda:
- Utilizar un vocabulario simple variado que permita describir los problemas y situaciones.
- No sustituir el lenguaje verbal por el gestual, ya que los gestos pueden no ser percibidos.
- Intentar diferentes tonos expresivos pero no alzar la voz como forma de hacer llegar mejor la información.
- Mirar al usuario mientras se habla para poder interpretar sus gestos.
Identificarse a uno mismo antes de iniciar la comunicación para que la persona pueda saber con quién se encuentra. - Informar de la estructura y distribución de los espacios desconocidos.
- Usar términos orientativos como “delante de ti”, “a tu izquierda”, en lugar de “allí” o “aquello”, ya que indican situaciones que no pueden ser visualizadas.
- En situaciones de peligro, utilizar expresiones informativas como, por ejemplo, “alto” en lugar de exclamaciones que puedan provocar alarma o inseguridad.
- Informar al usuario si abandonamos un entorno o de nuestro regreso.
Comunicación efectiva en personas con discapacidad auditiva
La deficiencia auditiva redunda fundamentalmente en dificultades cognitivas y lingüísticas.
- Hablar a la persona de frente, articulando correctamente y haciendo uso de la gestualización, sin caer en la exageración.
- Evitar aspectos que dificulten la vocalización o la lectura labial, como hablar mascando chicle o con un cigarrillo en la boca; en un entorno carente de buena iluminación o a una distancia inadecuada.
- Es conveniente hablar con naturalidad y tranquilidad. Evitar gritar y, en caso de no entendimiento, recurrir a la gestualización, a la repetición, al uso de sinónimos, a dibujos o al lenguaje escrito. En caso de no comprender el mensaje del interlocutor, lo más adecuado es pedir que lo repita.
- Dejar que el usuario termine su discurso sin interrumpirle.
- Evitar hacer gestos que dificulten la visibilidad de nuestra boca.
- Comprobar que el usuario nos mira antes de empezar a hablar.
- Avisar mediante gestos o señales de nuestra intención de comunicación.
- Intentar utilizar el sistema de comunicación que la persona domine con mayor destreza
- Verificar que el interlocutor ha comprendido.
- Utilizar un lenguaje sencillo, con oraciones concisas y bien estructuradas.
- No evitar el uso de términos comunes en el lenguaje como “oiga” y utilizarlos con normalidad dentro de una conversación.
Comunicación efectiva en personas con discapacidad física
Las alteraciones en la movilidad suelen afectar en mayor o menor medida a las funciones fonadoras y respiratorias; esto conlleva un deterioro cuantitativo y cualitativo de las capacidades y posibilidades comunicativas.
La persona con discapacidad motora puede mostrar unos ritmos diferentes en las interacciones comunicativas: necesitar más tiempo para expresar la información, pausar la conversación o tardar en responder, etc. Estos tiempos deben ser respetados y asumidos con naturalidad, evitando mostrar impaciencia; además, es importante no confundir estas limitaciones en la pronunciación o el habla con déficits intelectuales.
Resulta conveniente conocer el medio comunicativo que utiliza la persona para expresarse y esforzarse por entender los mensaje que emite. Si la comprensión de los mensajes resulta imposible hay que hacerlo saber a la otra persona, transmitiéndole nuestras dudas.
En caso de mantener una conversación con una persona en silla de ruedas, situarse frente a ella y a su altura facilita la interacción, sentándose si la situación lo permite.
Comunicación efectiva en personas con discapacidad intelectual
El término déficit intelectual agrupa una gran diversidad de trastornos, pero en relación a la comunicación todos ellos dificultan en diferente grado la captación, procesamiento y comprensión de las informaciones que la persona recibe, lo que conlleva a una incorrecta adaptación social.
- Debe establecerse una comunicación directa, con un trato apropiado a la edad de la persona y utilizando un vocabulario directo y sencillo y un lenguaje claro, con una organización gramatical simple, evitando el uso de tecnicismos y verificando la interpretación del mensaje.
- Hacer uso de un lenguaje no verbal comprensible y que no dé lugar a diferentes interpretaciones por parte del usuario.
- Resulta eficaz el uso de adelantar información sobre las acciones que se van a realizar, ya que minimiza la ansiedad y facilita la colaboración.
- Evitar transmitir sensación de prisa; se debe dar tiempo a la persona para expresarse, para decidir entre alternativas y para tomas sus propias decisiones.
- Exponer el mensaje repetidamente, utilizando palabras diferentes para facilitar su entendimiento. Resulta útil apoyarse en material gráfico.
- Evitar interactuar en entornos en los que nuestro interlocutor pueda distraer su atención a causa de ruidos ambientales.
- Mantener un correcto contacto visual.
- Centrarnos y transmitir la importancia del contenido del mensaje más que de la forma.
- Evitar evaluar al usuario, aunque sea positivamente, después de sus intervenciones.
En los procesos de comunicación, la principal barrera aparece cuando el lenguaje verbal no coincide con el lenguaje gestual o corporal.