La situación de confinamiento nos regala tiempo para estar juntos, pero por otra parte, estamos viendo como la probabilidad de discordia en las parejas está aumentando. Transformar la coexistencia (existir en un mismo espacio) en una convivencia (acto de existir de forma respetuosa hacia las demás personas) satisfactoria se ha vuelto una necesidad, todos queremos estar bien con la persona que queremos, y por ello me gustaría mencionar algunas piezas esenciales en este proceso no exento de condicionamiento por el encierro.
Comunicación asertiva
Una de estas primeras piezas es la comunicación, podríamos definirla como un proceso donde la conducta verbal y no verbal (expresiones faciales, gestos, posturas…) funcionan como símbolos que permiten profundizar en el conocimiento propio y de los otros. En este proceso de comunicación el apoyo y la aceptación juegan un papel muy importante para mantener una relación íntima exitosa.
En numerosos estudios a lo largo del tiempo se ha hablado de diferentes estilos de comunicación verbal. Voy a escoger aquel que tiene una tendencia a tratar los temas de manera abierta y directa, respetando los derechos de los demás y los propios, ya que según sabemos, quien hace uso de este estilo refleja mayor probabilidad de conocer sus pensamientos y sentimientos además de los de la pareja. Este estilo asertivo de comunicación es fundamental para que la tensión en una situación no buscada como la que estamos viviendo, no se acumule constantemente.
Umbral de tolerancia
También hay que tener en cuenta la capacidad para soportar lo desagradable ya que esta varía según de un sujeto a otro. Estamos experimentando muchas emociones negativas y el diferente umbral de su tolerancia en cada miembro de la pareja puede ser bastante condicionante en una relación ya que nuestras propias emociones pueden influir en el modo en que vemos al otro. Esta vez voy a centrarme en dos emociones concretas: la frustración y el miedo.
La frustración es una emoción normal y cotidiana, no tiene nada de malo, se despliega cuando las cosas no han salido como queremos, algo que se puede disparar con más intensidad en la situación excepcional de confinamiento que vivimos. El problema puede surgir cuando dejamos que esa emoción nos domine y desencadene en conductas perjudiciales para uno mismo y para la pareja, por ello hay que poner especial atención y cuidado en no pagar nuestra propia frustración con la persona que tenemos al lado.
Afrontamiento del miedo
Ocurre lo mismo con la emoción de miedo, miedo a contagiarse, a la incertidumbre económica, a perder el trabajo, a salir y retomar el ritmo frenético que llevábamos, a las obligaciones sociales, a las ciudades abarrotadas y aglomeraciones. Miedo a salir y ver qué ha quedado, a un cambio brusco o a la ausencia de cambio.
Esta emoción tan poderosa puede condicionar también la manera en que nos relacionamos actualmente en los hogares, tenemos mucho tiempo para pensar y es normal que nos planteemos todo esto, el quid de la cuestión es no dejar que el miedo nos posea, transmitírselo al otro o hacerle responsable de él, y tratar de utilizarlo más como un motor de cambio.
Hay situaciones que al principio pueden resultar aterradoras para nosotros pero que nos pueden ayudar a cambiar algo relacionado con algún aspecto de nuestra vida; el cambio no tiene porqué ser malo, de hecho es posible que en alguna ocasión a lo largo de la vida nos hayamos sorprendido de manera grata gracias a él. Normalmente el miedo nos empuja a preocuparnos por el futuro, pero si lo reconocemos como una emoción más, podemos darnos cuenta de que en el presente estamos vivos, no es el miedo el que causa el problema ya que este es una emoción humana y promotora de la supervivencia, sino la manera en que hacemos frente a esta emoción.
Conocimiento de las emociones propias
La reflexión sobre nuestras propias emociones suele requerir un espacio individual, de ahí que para que pueda haber una comunicación exitosa también sea necesario respetar los tiempos y espacios de cada uno. Conservar nuestra intimidad también puede favorecer una buena intimidad con la pareja. El autoconocimiento puede convertirse en una herramienta psicológica que nos ayude a sentirnos en paz y avanzar en la consecución de nuestros objetivos individuales y en pareja.
Por lo tanto, ser conscientes de nuestras emociones tal y como son, tal y como las sentimos, colocarlas en el lugar que corresponden, es decir, no dejar que nos dominen, responsabilizarnos de ellas ya que son nuestras, comunicarlas de manera directa y asertiva a la persona con la que convivimos, y escuchar atentamente las emociones y necesidades del otro sin juzgarlas, pueden ser algunas de las claves para una relación y convivencia satisfactorias.
No es un camino fácil, y menos cuando hablamos de parejas con crisis ya abiertas antes del confinamiento, para estos casos se necesitaría un examen más riguroso y un trabajo más profundo que en el caso de las parejas sin crisis abiertas, pero no hay que olvidar que el ser humano es más adaptativo de lo que cree, las situaciones límite nos brindan la oportunidad de ser conscientes de la capacidad de resiliencia que tenemos.
Sandra Garro Codina, psicóloga en Masquemedicos