Podemos definir el lipofilling o injerto de grasa como aquel procedimiento que consiste en extraer grasa del cuerpo del paciente de una zona en la que existe un excedente para inyectarla posteriormente en otra región.
Se trata de una técnica que ha ido avanzando con el paso de los años desde que fue actualizada en 1994 por el cirujano plástico Sydney Coleman, de Nueva York. El Dr. Coleman empleaba injertos de grasa para rellenar los tejidos blandos sin producir rechazo. Hoy en día la intervención consta de tres pasos bien definidos:
- En primer lugar, se extrae la grasa empleando técnicas de liposucción que nos permiten aspirar las células grasas sin producir daños en los tejidos circundantes de áreas como las caderas, los flancos, el abdomen…
- Tras esto, se trata la grasa extraída centrifugándola o purificándola para poder ser reinsertada en el cuerpo.
- El último paso consiste en inyectar la grasa tratada en las zonas que se pretenden modificar, con ayuda de pequeñas cánulas especialmente diseñadas para este tipo de procedimientos.
Para que las células prendan correctamente y se pueda vascularizar la zona no pueden realizarse grandes aumentos de volumen en una única sesión. Si se acumulan demasiadas capas celulares a la vez, las capas más profundas no consiguen la vascularización necesaria y mueren.
Injertos de grasa para tratar la nariz
Pese a que parezca lo contrario, los injertos de grasa propia también son muy efectivos en la nariz. La lipotransferencia permite:
- Disimular protuberancias y bultos.
- Rellenar las irregularidades.
- Suavizar las cicatrices.
- Eliminar las arrugas que se forman en la parte superior de la nariz y entre las cejas como consecuencia del envejecimiento.
- Mejorar el aspecto del dorso y/o la punta nasal.
- Mejorar la armonía y la proporción de la nariz mediante los injertos de grasa en áreas específicas.
- Conseguir una nariz más fuerte, con más definición.
- Corregir el borde nasal.
- Rejuvenecer y corregir las deformidades de la nariz fruto de anteriores operaciones.
La grasa que se injerta en la nariz no se siente como grasa, sino como piel, cartílago, hueso o músculo. El uso del tejido graso del propio cuerpo elimina el riesgo de rechazo por parte del organismo. La posibilidad de una integración permanente de las células injertadas en el área nasal es muy alta. Después de tres meses, el volumen de grasa retenido suele ser para toda la vida.
El procedimiento es mínimamente invasivo y se realiza bajo anestesia local. La intervención, si contamos la liposucción más el procesado de la grasa, se suele prolongar alrededor de una hora. Es habitual que el paciente sienta una ligera incomodidad y aparezca hinchazón los primeros días tras el procedimiento.
Los pacientes pueden volver al trabajo en 48 horas y reanudar todas sus actividades en una semana.
Saber más sobre lipofilling nasal drterren.com
Dr. Terrén en Masquemedicos