Hay personas que centran tanto la atención en sus imperfecciones -muchas veces pequeñas e incluso imaginarias- que viven en una eterna preocupación que afecta a sus relaciones con otras personas. Estas personas sufren Trastorno Dismórfico Corporal o fealdad imaginaria (antes dismorfofobia).
Cuidar nuestra apariencia es algo natural y sano, queremos sentirnos bien con nosotros mismos. Y, aunque algunas veces nos gustaría cambiar algunas cosas de nuestro aspecto para sentirnos completamente satisfechos con nuestra imagen, son detalles pequeños que no nos preocupan en exceso ni nos afectan en nuestro día a día. Pero existen otras personas a quienes sí les afecta en su vida diaria. Son preocupaciones tan excesivas que llegan al punto de vivir obsesionados con cualquier pequeño “defecto”.
¿Qué es la fealdad imaginaria o Trastorno Dismórfico Corporal?
Es una condición que se encuentra en el rango de las obsesiones, que surgen periódicamente en los pensamientos de la persona. A este trastorno se le llama también fealdad imaginaria, ya que los aspectos que generan preocupación en la persona son tan mínimos, que pueden ser imperceptibles a la vista de otros. Sin embargo, para quienes sufren Trastorno Dismórfico Corporal la preocupación es tan extrema, que llega al punto de interferir en sus relaciones y actividades diarias, en su bienestar y en la exposición de su cuerpo.
Síntomas del Trastorno Dismórfico Corporal
- Pensamientos constantes y obsesivos sobre determinados defectos físicos.
- Exclusión del entorno social y familiar.
- Esfuerzos por tratar de esconder los defectos.
- Baja autoestima, con un concepto negativo de sí mismo y de su imagen.
- Comparaciones constantes con otras personas.
- Sentimientos de vergüenza.
- Recurrir a la cosmética, a cirugías plásticas, tratamientos estéticos, o a rutinas de ejercicio excesivas, pensando que serán la solución a esos problemas o defectos.
- Preguntar constantemente a otras personas sobre su aspecto, buscando sentir más tranquilidad sobre su apariencia.
- Mirarse constantemente en el espejo, y pensar que siempre hay algo diferente en su aspecto físico.
¿Cómo afecta el TDC en la vida de una persona?
Las personas que padecen Trastorno Dismórfico Corporal ponen tanta atención en sus pequeños defectos, que terminan por distorsionar la realidad. En sus mentes acaban haciendo esos defectos cada vez más grandes.
Estas obsesiones sobre su apariencia física llegan a ser un tormento para la persona y no pueden ser ignoradas fácilmente. Como consecuencia traen una baja autoestima y el consiguiente malestar psicológico que afecta a sus actividades cotidianas.
Estas preocupaciones derivan en comportamientos periódicos. Por ejemplo, mirarse constantemente al espejo para analizar su aspecto físico, o intentar maquillarse de diferentes maneras para tapar ese defecto.
Algunas personas que sufren Trastorno Dismórfico Corporal, prefieren incluso quedarse encerradas en casa sin salir para evitar comentarios de otras personas que puedan ofenderles. Pueden llegar incluso a solicitar la ayuda de cirujanos plásticos o dermatólogos para modificar esas imperfecciones.
Sin embargo esto no soluciona el problema, que es psicológico y no físico. Al modificar esa imperfección, las personas con TDC centrarán el problema en otra parte del cuerpo. Incluso pueden continuar preocupados por cómo ha quedado la que han intentado modificar, a pesar de que las personas de su entorno consideren que está bien. Esto termina por generar insatisfacción y frustración, dando comienzo a un círculo vicioso. Cuando logran esconder o eliminar esa imperfección sienten alivio, pero es un sentimiento a corto plazo. Piensan que la solución es modificar su apariencia en vez de hacerlo con sus pensamientos.
Ayuda psicológica para superar el TDC
Por eso es imprescindible que la persona que padece TDC, en vez de evitar y huir, pueda tomar conciencia de que son creencias distorsionadas. El TDC o fealdad imaginaria puede superarse mediante la aplicación de tratamientos psicológicos. A través de la Terapia Cognitivo Conductual, la persona logrará eliminar estas preocupaciones, mejorar sus relaciones con otras personas, reducir la ansiedad y mejorar su autoestima.
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