El Trastorno Explosivo Intermitente está caracterizado por los problemas a la hora de regular el enfado, presentando enfados desproporcionados con respecto a la situación que los ocasiona, con una elevada dificultad para conseguir controlarlos y regularlos.
Este trastorno, junto a la piromanía, la ludopatía y otras alteraciones, es parte de lo que se conoce como trastornos del control de impulsos. Está caracterizado por sufrir estallidos breves y repentinos de violencia, que se desencadenan por situaciones que generan mínimamente sentimiento de frustración o estrés.
Las personas que sufren TEI poseen un umbral de frustración muy bajo, y cualquier disgusto, por ínfimo que pueda ser, hace que monten en cólera de forma súbita, incluso aunque momentos antes estén de buen humor.
En estos episodios de ira que suelen mantenerse por un tiempo inferior a una hora, la persona pierde control sobre su comportamiento, ya sea de forma parcial o total, en ocasiones pueden acabar agrediendo a las personas que le rodean.
Después de que el estallido de ira ha pasado, las personas con TEI suele darse cuenta de lo que han hecho, y de cómo perjudica esto a otros, sintiéndose culpable.
Datos importantes sobre el Trastorno Explosivo Intermitente
La frecuencia de este trastorno es de entre un 4 un 7%, presentándose más a menudo entre los hombres que entre las mujeres.
La persona percibe ciertos estímulos como un ataque a su amor propio, algo por lo que se siente menospreciado.
Suelen proceder de familias con alta emoción expresada o familias desestructuradas, también de aquellas cuyos miembros tienen conductas violentas. Frecuentemente entre los antecedentes de estas personas se encuentran abusos y agresiones durante su etapa infantil. También se evidencia el condicionamiento genético y las alteraciones biológicas.
Los síntomas suelen aparecer por primera vez durante la adolescencia, aunque en algunos casos se manifiestan mucho antes (desde los 6 años), siguiendo un curso crónico que tiende a moderarse en la edad adulta, desde los 40 años.
Síntomas de necesidad de tratamiento psicológico para el Trastorno Explosivo Intermitente
Cuando una persona tiene dificultades para regular su enfado y esto comienza a acarrear problemas en su vida cotidiana, y con las personas que le rodean, es necesario acudir a consulta con un terapeuta especializado. Los síntomas son los siguientes:
- Sentir que no es posible controlar el enfado
- Sentir que los demás no le respetan, o se burlan
- Enfadarse por aspectos cotidianos que a otras personas no les provoca dicho sentimiento
- Perder el control a la hora de defender sus derechos
- Llegar al punto de levantar la voz, insultar, golpear enseres o personas
- Los problemas de control del enfado terminan generan problemas en la vida diaria
- Antes del estallido de enfado, siente palpitaciones, opresión en el pecho, pensamientos negativos, tensión irritabilidad, presión en la cabeza
- Después del episodio agresivo, presenta sentimiento de culpa y arrepiento
Resultados de la terapia para regular el enfado
- Se conseguirá controlar el enfado
- La persona podrá defender sus derechos de forma asertiva
- Las relaciones interpersonales, familiares, laborales mejorarán
- Se producirá una notable mejora de la calidad de vida
- Este trastorno debe ser tratado junto a un terapeuta profesional, con la terapia adecuada, después de realizar una evaluación de la persona que lo sufre.
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