Dormir bien es necesario para regular nuestro ritmo biológico, conservar la energía y almacenar en nuestra memoria todos los datos. Además, una buena higiene del sueño es imprescindible para desarrollar nuestro bienestar emocional.
Cuando la duración y la calidad del sueño son bajas, esto influye de manera negativa en la salud y en la ejecución de las actividades cotidianas. Esto es lo que conocemos como insomnio y es el trastorno más frecuente en la población. Existen dos tipos de insomnio:
- Insomnio de inicio: Incapacidad de iniciar el sueño
- Insomnio de mantenimiento: Problemas para permanecer dormido
El insomnio no sólo tiene efectos durante la noche en la persona que lo sufre, sino que al día siguiente se manifiestan las consecuencias de no haber disfrutado de un sueño reparador: falta de energía, problemas de concentración, irritabilidad, cansancio, malhumor. Esto afecta a distintas áreas de la vida, provocando que la persona afectada tenga un bajo rendimiento académico o laboral, incluso un deterioro social.
Aunque el insomnio es una enfermedad en sí misma, también puede ser un trastorno aislado. En muchos casos es síntoma de otro problema, siendo necesario entonces actuar sobre la causa y no sólo sobre los síntomas.
Síntomas del insomnio
- Tienes muchos problemas para conciliar el sueño, tardando en ocasiones más de una hora
- Te despiertas varias veces durante la noche
- Te despiertas y no puedes volver a dormir
- Duermes bien por la noche, pero durante pocas horas
- El no dormir te afecta en tus actividades diarias, manifiestas descuidos, olvidos o dificultad en la concentración.
Ansiedad e insomnio
El insomnio es causa y a su vez consecuencia de la ansiedad. Este puede causar miedos, temores y fobias que nos impiden actuar con normalidad. Uno de los mejores remedios contra la ansiedad es dormir bien. Sin embargo, la relación entre la ansiedad y el insomnio es estrecha. Los nervios impiden dormir y no dormir produce aún más nervios. Por lo tanto, ansiedad e insomnio se convierten en un círculo vicioso. Sin embargo, es posible recuperar la capacidad de dormir y también superar la ansiedad.
Para combatir el insomnio por ansiedad puede llegar a ser necesaria una terapia psicológica que nos ayude a superar la ansiedad y llevar una vida más tranquila, sin estar siempre preocupados o inseguros, y con una buena higiene del sueño.
Consejos para evitar el insomnio
Para combatir el insomnio, es necesario mantener una buena higiene del sueño. Para ello, debemos cambiar nuestros hábitos inadecuados en torno al sueño y al descanso, e intentar eliminar los pensamientos que aumenten la preocupación.
Seguir estos consejos puede ayudarte a conciliar el sueño:
- Limita el tiempo que pasas en la cama a las horas que son para dormir. Si llevas más de 15 minutos intentando dormir, sin conseguirlo, es recomendable que salgas de la habitación un rato y des un paseo por la casa, o vayas al salón y leas un libro hasta que sientas sueño. Seguir en la cama dando vueltas sólo conseguirá agravar el problema.
- Levántate siempre a la misma hora. Normalmente las personas que sufren de insomnio se levantan tarde por la mañana y como consecuencia, les será más difícil conciliar el sueño por la noche.
- Acuéstate a la misma hora y haz del sueño un hábito. Con disciplina se generan los hábitos: será más fácil conciliar el sueño si te acuestas todas las noches a la misma hora.
- Debes asociar tu cama con el sueño. Evita utilizar la habitación para otras actividades diferentes a dormir. De esta manera llegarás a asociar la habitación con la relajación y el sueño.
- Desconéctate. Apaga o aleja los dispositivos electrónicos. Recibir notificaciones dificulta la relajación.
- Realizar actividades de desaceleración dos horas antes de irte a dormir. Puedes leer o ver algo tranquilo, pero evita actividades que te mantengan activo.
- Evita el consumo de cafeína después de las 18 horas.
Estos consejos para evitar el insomnio y mejorar la calidad del sueño, son hábitos que pueden incluirse en el día a día para lograr un sueño reparador.
Si el insomnio es crónico es aconsejable consultar con un profesional de la psicología, puede ser que se presente un trastorno aislado o un problema asociado que impida conciliar o mantener el sueño, como es el caso de la ansiedad y el estrés.
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