El insomnio no solo se presenta en los adultos, también puede afectar a los niños. Es normal que los niños se despierten durante la noche, especialmente los más pequeños, pero a medida que van creciendo, el sueño es más largo y los despertares nocturnos se reducen. Si los problemas para conciliar el sueño o mantenerlo durante la noche, se mantienen a medida que el niño va creciendo. Provocando somnolencia, malestar, problemas de atención, dolores de cabeza e irritabilidad, puede considerarse que el niño sufre insomnio.
El descanso nocturno va más allá de dormir unas horas es muy importante que el sueño sea reparador, para que así el niño pueda afrontar la actividad del día sin sentirse fatigado.
¿Qué problemas hay detrás?
Los problemas de insomnio en los niños pueden estar asociados a cambios emocionales familiares, escolares o sociales. También pueden ser provocados por miedos, pesadillas, problemas en la familia, acoso en el entorno escolar, depresión, ansiedad, e incluso por el consumo de algunos medicamentos que afectan el descanso.
Así mismo, la calidad del sueño puede verse disminuida por algunos hábitos negativos como dormir a deshoras, ingerir cenas copiosas o bebidas estimulantes. Los juegos digitales, el ejercicio antes de dormir o la presencia de ruido ambiental también afecta el sueño de los menores.
Consejos para mejorar la higiene del sueño infantil
Lo mejor para que los niños logren tener un correcto descanso es aplicar rutinas para crear un hábito saludable de sueño-vigilia. Mantener diariamente rituales que establezcan pasos a seguir hasta llegar al sueño, es de gran ayuda. Por ejemplo: tomar un baño, cenar, leer un cuento y dormir.
También es importante evitar los dispositivos electrónicos antes de ir a la cama, así como el consumo de bebidas con cafeína y las cenas copiosas. Se recomienda que los niños realicen alguna actividad relajante antes de ir a la cama, como leer un cuento.
Cuando el insomnio es causado por el miedo a dormir solos, elementos como luces o peluches, pueden ser de gran utilidad para que los niños logren conciliar el sueño.
El dormitorio debe ser un lugar confortable, ventilado, con una temperatura adecuada y la cama solo debe ser utilizada para dormir.
En los casos en los que exista una causa externa que esté afectando el descanso de los pequeños, es imprescindible abordarla cuanto antes para afrontarla y superarla.
Es necesario que los padres permitan a los niños expresar sus preocupaciones relacionadas con el sueño y el descanso. El apoyo de un profesional de la psicología puede ser de gran ayuda para lograr mejorar la calidad del sueño de los más pequeños, y que puedan tener un sueño reparador que le permita afrontar el día con energía.