El cuerpo humano está compuesto por diferentes tipos de células que le permiten funcionar cada día.
Las células madre son las encargadas de formar todos estos tipos de células. Es decir, cuando las células madre se dividen, pueden diferenciarse en distintos tipos de células especializadas o hacer más de sí mismas.
Por ejemplo, las células madre que se encuentran en la piel pueden formar más células madre de piel, o pueden formar células que realizan trabajos específicos como producir la melanina.
Su funcionamiento es sencillo: cuando hay una lesión o una enfermedad las células madre se activan, dividiéndose y diferenciándose en células especializadas para sustituir las células dañadas.
Medicina regenerativa antienvejecimiento y células madre
La mayoría de los tejidos y órganos humanos no se regeneran espontáneamente. Por esta razón el campo de la medicina ha estado explorando y desarrollando técnicas y métodos de terapia celular y bioingeniería que complemente a los tradicionales trasplantes de órganos.
La medicina regenerativa responde a esa idea. Esta nueva forma de medicina reparativa emplea células madre y factores de crecimiento celular para la regeneración tisular en enfermedades crónicas degenerativas, enfermedades metabólicas, enfermedades autoinmunes y del sistema nervioso o como forma de combatir el envejecimiento.
¿Cómo funcionan las células madres en la regeneración de los tejidos?
Las células madre se obtienen del propio paciente sin necesidad de ninguna manipulación genética en el proceso. Se utilizan las células madre adultas activadas en condiciones idóneas de oxígeno y nutrientes para su multiplicación, junto a factores de crecimiento.
Aunque las células madre adultas se encuentran en múltiples tejidos del cuerpo, las más utilizadas por su concentración y características son las de la médula ósea y, en especial, las de grasa. Una vez aplicadas en la zona a tratar las células madre desarrollan su capacidad natural para estimular la regeneración de los tejidos y de los órganos afectados. Esto se debe a tres características únicas que presentan:
- Plasticidad: hace referencia a su potencial para transformarse en otro tipo de células.
- Homing o anidamiento: proceso esencial por medio del cual las células migran y alcanzan el tejido dañado.
- Injerto: apego a los tejidos dañados.
Obtención de las células madre e infiltración en el área a tratar
En primer lugar, se obtiene tejido adiposo mediante técnicas de liposucción.
Esta grasa extraída del propio cuerpo del paciente se procesa siguiendo el protocolo enzimático estándar para la obtención de células madre.
A su vez, se procesan muestras de sangre para obtener plasma rico en plaquetas (PRP) y plasma rico en factores de crecimiento.
Las células madre se “activan” mediante foto activación, es decir, activación con diferentes tipos de luz.
Posteriormente son sometidas a estímulo con campos electromagnéticos de baja frecuencia e intensidad, lo que nos permite obtener células altamente activas en procesos regenerativos.
Una vez cumplidas estas etapas, las células ya están listas para ser aplicadas en las áreas a tratar.
En enfermedades autoinmunes y en otras patologías se puede realizar, bajo criterio médico, la extracción de los auto-anticuerpos de la grasa y la sangre obtenidas, para evitar efectos no deseados y mejorar los resultados.
La duración del procedimiento oscila de las tres a las cinco horas, en función del tipo de patología a tratar. Se realiza bajo anestesia local, por lo que es un procedimiento indoloro con una recuperación rápida y sencilla.
No suele causar excesivos efectos secundarios, aunque es normal que aparezcan hematomas o una ligera inflamación en la zona tratada. En las primeras horas tras la intervención también son habituales las náuseas, la sensación de debilidad y los dolores de cabeza.
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