Como seres humanos a lo largo de nuestro día a día sentimos multitud de emociones, una de las consideradas más paralizadoras es la culpabilidad. El origen de esta emoción es el de ser capaz de recapacitar sobre los actos no morales, pero cuando la culpabilidad se convierte en una distorsión donde la persona no filtra y se encuentra permanentemente culpable ya existe un enfoque destructivo.
Hay personas que incluso no sólo se sienten culpables por aquellas conductas que han llevado a cabo, sino que presentan un miedo anticipado por aquellas conductas que podrían llegar a hacer en el futuro.
El origen puede estar en muchos núcleos el ámbito familiar, el académico sobre todo hace unas décadas, la religión… no es lo relevante, lo importante aquí es la fórmula que consiga acabar con esa constante recriminación por el pasado o el presente, que nos quita energía para enfrentarnos a lo verdaderamente importante del día a día.
En muchas ocasiones esta emoción se transforma en sintomatología física muy fuerte similar a los ataques de ansiedad, desde opresión en el pecho, dolores de cabeza, no poder dormir, agitación interior…
A nivel cognitivo la culpabilidad cursa con un catálogo de pensamientos irracionales de autocrítica y catastrofismo que aparecen de manera automática en la mente del individuo y que se acomodan repitiéndose en espiral sobre el hecho o hechos concretos.
Tratamiento psicológico ante los sentimientos de culpabilidad
El abordaje psicológico pasa por la identificación de esos pensamientos aplicando a posterior lo que se denomina reestructuración cognitiva, esto permitirá poder abandonar el pensamiento polarizado y asumir una postura más flexible.
Un entrenamiento en autocontrol para aprender a cortar y minimizar las situaciones que impactan sensiblemente en el individuo, aplicando estrategias tanto a nivel mental como conductual.
Aprender cuál es nuestra zona de influencia y asumir que no podemos centralizar toda la responsabilidad en nosotros. Hallar las causas de los sentimientos de culpa desarrollando a posterior un diálogo interior más positivo.
Detectar las áreas positivas que nos rodean y no quedarnos enquistados en las áreas que consideramos disfuncionales.
El sentimiento de culpa es una larga sombra y una compañera muy dura. Si te encuentras en un proceso similar al descrito pide ayuda a un profesional de la psicología. Solo encontrarás beneficios y una tranquilidad interior al descubrir que puedes cambiar la realidad y las emociones que te acompañan.
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