Una de las cirugías estéticas faciales más comunes es la rinoplastia. Son muchos los pacientes que pasan por el quirófano para mejorar la forma de su nariz. A continuación compartimos la experiencia de tres de ellos en su rinoplastia con Clínicas Dorsia.
“Cuando me vi en el espejo casi lloro de emoción, me encanta mi nariz”
Gema tenía un trauma con su nariz, “Me sentía acomplejada y no me gustaba mi aspecto” comparte. Por eso tomó la decisión de someterse a una rinoplastia.
Conoció Clínicas Dorsia por la recomendación de un familiar, y al visitar el centro supo que estaba en el lugar adecuado, le transmitieron confianza desde el primer momento y el cirujano encargado de su operación le explicó detalladamente todo el proceso y cómo serían los resultados que iba a conseguir.
La operación fue muy bien. El primer día no podía comer ni beber, pero al día siguiente recibió el alta. Cuatro semanas después la hinchazón había remitido y acudió a la clínica para que le quitaran la venda y la escayola.
“Cuando me vi en el espejo casi lloro de emoción, me encanta mi nariz”, explica Gema. Sus rasgos se han dulcificado y los resultados han sido los esperados.
Gema cuenta que “antes evitaba las fotos, ahora siempre quiero, sobre todo de perfil”. Su seguridad y autoconfianza han mejorado, además se siente más alegre y sonríe más.
La misma felicidad con sus resultados expresa Darwin Duque, quien también acudió a Clínicas Dorsia para realizar su rinoplastia.
“Noto el cambio, quería un resultado discreto y natural, y es justo lo que he conseguido”
Darwin conocía la clínica hace años, pero se decidió por la recomendación de una amiga.
“No me gustaba mi nariz, evitaba reírme porque se ensanchaba más, ahora me veo y me gusta”, nos cuenta Darwin. Su nariz nunca le había gustado, le daba inseguridad
El personal de Dorsia resolvió todas sus dudas. Él no tuvo miedo en ningún momento, y el día que llegó a la clínica para operarse, solo ultimó algunos detalles con la cirujana y fue directo al quirófano.
Al día siguiente tras la intervención le retiraron los tapones de la nariz, “solo sentía incomodidad por la escayola”, añade el paciente.
Los primeros días no podía reírse, ni mover mucho el labio superior y tampoco mover la cabeza de golpe. Pero siguiendo las recomendaciones del personal médico, tras unos días las molestias desaparecieron.
“Noto el cambio, quería un resultado discreto y natural, y es justo lo que he conseguido”, añade Darwin, feliz con la nueva forma de su nariz.
La tranquilidad desde el primer momento de Darwin contrasta con los miedos de Azahara, otra paciente de Dorsia que tras ver el resultado de su hermana, decidió acudir a la clínica.
“Mis rasgos son más dulces que antes, me ha cambiado la cara”
Además de una rinoplastia, Azahara se hizo también un aumento de pecho en el mismo día, evitando ir a quirófano más de lo necesario.
“No tenía intención de operarme, me daba miedo que no me gustara el resultado”, confiesa la paciente, que finalmente dio el paso adelante gracias a la buena experiencia de su hermana en Clínicas Dorsia.
“No es doloroso, es molesto”, así resume su experiencia postoperatoria.
“Cuando vi el resultado me costó aceptarlo, y unos meses después me di cuenta de que necesitaba un retoque”, por eso Azahara volvió a quirófano, y una vez más aprovechó para cambiar otra parte de su cuerpo con la que no estaba conforme, realizando una liposucción en el mismo día.
“Mis rasgos son más dulces que antes, me ha cambiado la cara”, añade la paciente, satisfecha con sus resultados.
Cada paciente es único y sus necesidades, características, dudas y miedos también lo son, pero la felicidad al conseguir los resultados que deseaban, siempre es la misma.
Si no estás contento con la forma de tu nariz y estás pensando en someterte a una rinoplastia, acude a una consulta especializada para recibir toda la información necesaria.
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