Cuando hablamos de lipofilling o lipoestructura, nos estamos refiriendo a la técnica que nos permite realizar rellenos dérmicos, con la grasa extraída de una zona donante del cuerpo del propio paciente; por ejemplo, del abdomen, los muslos o las nalgas.
Estos rellenos pueden emplearse para:
- Rellenar los párpados.
- Corregir las ojeras.
- Recuperar el volumen en los pómulos.
- Rellenar los surcos nasogenianos.
- Solucionar las sienes hundidas.
- Aumentar el volumen de los labios…
¿Cómo se realiza el relleno facial con grasa propia?
En primer lugar, hay que extraer la grasa de aquellas zonas localizadas en las que “sobre”.
La grasa se obtiene mediante técnicas de liposucción; pero de una manera más controlada, menos agresiva que la que se emplea en una liposucción al uso, tanto si usamos un método de aspiración manual como si empleamos un método mecánico.
Para poder reutilizar esa grasa extraída es necesario realizarle lo que conocemos como “lavado múltiple”; es decir, tras recogerla en un dispositivo estéril cerrado se procede a su centrifugación suave durante un minuto a 700 revoluciones.
Con este proceso separamos las partes de agua, los ácidos grasos y el suero o anestesia necesaria para su recolección, obteniendo una masa homogénea compuesta por células indiferenciadas de la estirpe mesenquimal, adipocitos y fracción estromal.
Una vez que la grasa se ha centrifugado ya está lista para reinsertarse en la zona que deseemos rellenar. Para poder llevarlo a cabo, se anestesia la zona y se injerta la grasa propia mediante finas cánulas. La grasa se distribuye homogéneamente a partir de micro inyecciones hasta conseguir el resultado deseado. Se alternan capas de tejido injertado y de tejido sano para conseguir revascularizar el injerto.
¿Cómo se comporta la grasa injertada?
Al tratarse de grasa purificada extraída del propio paciente el riesgo de rechazo es mínimo, es totalmente biocompatible; además, las posibilidades de una integración exitosa y permanente son elevadas.
La técnica es totalmente personalizable, el cirujano selecciona la cantidad precisa de grasa a inyectar hasta lograr los objetivos estéticos deseados por el paciente.
El injerto de grasa es un tratamiento mínimamente invasivo que se realiza de manera ambulatoria con anestesia local. El periodo de recuperación también es mínimo y los resultados son inmediatos.
La grasa injertada que haya sobrevivido -el porcentaje de grasa que sobrevive y se integra en los nuevos tejidos es de un 70%- se quedará de forma permanente en la paciente, comportándose como el resto de sus células; es decir, si el paciente adelgaza, las células perderán volumen, y si engorda, ocurrirá justo lo contrario.
Eso sí, no hará falta ir reponiéndola cada cierto como ocurre con otros rellenos dérmicos como puede ser el ácido hialurónico.
Además, podemos revertir o corregir el resultado final en caso de que no estemos contentos. Para ello se realizará una liposucción a partir de la que eliminaremos los volúmenes insertados –o parte de ellos- sin causar daños.
Dr. Moltó: especialista en lipofilling facial
Dr. Moltó en Masquemedicos