Motivaciones correctas y erróneas ante una intervención de cirugía plástica

La decisión de someterse a una intervención de cirugía plástica no debe tomarse a la ligera. El cirujano debe asegurarse de que el paciente comprende los riesgos y los efectos de la intervención, y de que su decisión se basa en motivaciones correctas.

Ahora bien, el cirujano debe respetar el derecho del paciente a decidir libremente, siempre que sus demandas se enmarquen dentro de la ética médica. Muchos “supuestos” especialistas del gremio mercantilizan la profesión e intervienen a pacientes sin que haya una verdadera necesidad. El afán desmesurado por operar es siempre sinónimo de lucro. Un buen cirujano no debe intervenir por intervenir, ni aceptar todas las peticiones de los pacientes. Hay que ser honestos en el ejercicio de la profesión.

Un paciente con las motivaciones correctas debería saber responder a las siguientes preguntas antes de pasar por el quirófano:

  • ¿Cuál es mi motivación? ¿Lo estoy haciendo por mí mismo o por comentarios y presiones externas?
  • ¿Qué característica física quiero cambiar? y ¿por qué?
  • ¿Qué espero obtener de la cirugía? ¿Tengo expectativas realistas?

El paciente no siempre comprende todo lo que envuelve un cambio físico de esta magnitud, por eso es fundamental que la comunicación médico-paciente sea fluida, que se genere confianza.

El paciente debe exponer todas sus dudas sin ningún tipo de miedo y manifestar claramente sus objetivos y deseos. El médico, por su parte, es el encargado de asesor al paciente, guiándolo para conseguir la mejor opción clínica.

Motivaciones correctas

Corregir deformidades físicas

La cirugía plástica es la solución ideal para que personas con deformidades físicas apreciables -ya sean innatas o fruto de lesiones- recuperen y mejoren su apariencia física. Un ejemplo más que evidente sería la otoplastia para corregir las orejas en forma de soplillo, o la corrección de las mamas tuberosas o en forma de tubo.

Eliminar complejos e inseguridades

La cirugía plástica puede ayudar a que el paciente se libere de sus complejos e inseguridades y consiga de esta manera vivir una vida mucho más plena, dejando de lado los miedos y los frenos autoimpuestos. Por ejemplo: el aumento de pecho puede ayudar a aquellas mujeres acomplejadas por contar con unos senos muy pequeños.

Tener claro lo que se desea conseguir

El paciente ideal es aquel que cuenta con expectativas realistas y que tiene bastante claro lo que puede/quiere conseguir con la cirugía estética. Las expectativas poco realistas y totalmente alejadas de lo médicamente posible solo generan insatisfacción con los resultados finales.

Motivaciones incorrectas

Operarse por agradar a terceros

La cirugía plástica es un tipo de cirugía completamente voluntaria. Los pacientes no deben dejarse llevar por presiones externas o por agradar a una pareja. La decisión de operarse debe salir de uno mismo, por voluntad propia.

Tampoco hay que dejarse llevar por los modelos estéticos y los cánones de belleza que vemos en los medios de comunicación y que, normalmente, están bastante alejados de lo que se puede considerar como un “cuerpo normal”.

Baja autoestima, problemas emocionales o depresión

El bisturí se queda en el plano físico, no es la herramienta para tratar problemas más profundos. La mejora de la apariencia física puede aportar aspectos positivos para la vida de las personas, pero no debe utilizarse como solución única a los problemas personales.

Emular los resultados obtenidos por otra persona

Cada paciente es diferente y los resultados de los procedimientos están condicionados, en buena medida, por la forma del cuerpo y la fisonomía de cada persona. Es muy difícil generar rasgos nuevos en un paciente sin que luzcan artificiales. Tampoco tiene sentido operarse para tratar de parecerse a una celebridad.

Dr. Julio Terrén, especialista en cirugía de mamas

Dr. Julio Terrén en Masquemedicos

Categorías: Cirugía plástica
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