El humor acuoso es uno de los fluidos que se encuentran en el interior del ojo. Para que la presión intraocular se mantenga dentro de los límites saludables, es necesario que la producción y eliminación del humor acuoso sea correcta.
Las alteraciones en las vías de drenaje de este fluído, pueden ser una causa de una enfermedad ocular que afecta al nervio óptico, provocando pérdidas de agudeza visual: el glaucoma.
Drenaje del humor acuoso
En la parte anterior de la retina y hasta la base de la retina, se encuentran los llamados cuerpos ciliares. Estos se encargan de producir el humor acuoso, que luego es filtrado a través de los vasos sanguíneos.
El humor acuoso se compone en un 99,6% de agua, el porcentaje restante contiene urea, ácido hialurónico, glucosa, creatinina, calcio, potasio, cloro, proteína, lactato, bicarbonato de sodio, ácido sórbico, entre otros.
Este fluido se regenera completamente cada 90 días, y una de sus funciones principales es conservar la presión ocular.
Es importante que el humor acuoso entre y salga del ojo a la misma velocidad, mediante un sistema llamado red trabecular, un tejido que permite el drenaje y reposición de este líquido, y que se encuentra en el ángulo que forman el iris y la córnea. Mediante este sistema el humor acuoso se conduce hacia las venas superficiales del ojo, donde vuelve a la circulación general.
Relación entre el humor acuoso y el glaucoma
En un ojo normal y sano, el humor acuoso se produce y drena de forma continua. En pacientes con glaucoma, este líquido aumenta y se acumula, aumentando la presión ocular en el interior del ojo.
El aumento de la presión ocular puede provocar serios daños en el nervio óptico de manera directa o restringir el flujo sanguíneo, dañando este nervio de forma indirecta, provocando puntos ciegos en el campo visual.
Diagnóstico y tratamiento del glaucoma
El glaucoma es una enfermedad que no manifiesta síntomas en el inicio, por lo que es necesario realizar visitas al oftalmólogo de manera periódica.
Para detectar el glaucoma se realizan tres pruebas:
- Medición de la presión intraocular: utilizando un colirio se anestesia la córnea, y mediante un aparato llamado tonómetro, se mide la presión intraocular.
- Exploración de fondo de ojo: con un colirio se dilata la pupila, para observar el interior del ojo. Se utilizan lentes de aumento específicos para este fin, y se examina la retina, y el nervio óptico para determinar si presenta algún daño.
- Exploración del campo visual: el paciente se coloca frente a una pantalla en la que aparecen luces con diferentes intensidades desde distintos puntos. Con esta prueba se evalúa si ya existe pérdida de visión.
Los tratamientos para el glaucoma generalmente se encargan de disminuir la presión intraocular. En los estadios iniciales de la enfermedad pueden utilizarse gotas.
En otros casos es necesario recurrir a la cirugía de trabeculectomía, que permite drenar el humor acuoso y controlar la presión intraocular.
Es importante que el glaucoma sea tratado cuanto antes por un oftalmólogo, de lo contrario puede producir ceguera permanente.
Instituto Oftalmológico Tres Torres
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