Cada persona experimenta la depresión de manera única, con un conjunto de síntomas que pueden variar. Sin embargo, existen síntomas comunes que suelen compartirse.
A continuación, presentaremos los síntomas más frecuentes para que puedas identificar si los estás experimentando:
- Cambios en el apetito y el peso: Es posible que experimentes una pérdida de apetito y peso, o en contraste, un aumento del apetito y peso. Por ejemplo, puedes dejar de prestar atención a tu alimentación, sintiendo que no tienes ganas de comer o que nada te satisface. También es posible que te sientas culpable por no poder atender a tus responsabilidades habituales, como cuidar de tu hijo/a cuando estás enfermo/a y no puedes levantarte de la cama. Puedes percibir que el tiempo se te escapa, que tardas más en realizar las tareas cotidianas y que te agotas más rápidamente.
- Sentimientos de culpa e inutilidad: Durante los momentos más difíciles, es común experimentar sentimientos de culpa e inutilidad. Por ejemplo, puedes sentirte culpable por no poder cumplir con tus responsabilidades o por no estar presente para tu familia como solías hacerlo. También puedes tener la sensación de que el tiempo no te rinde, que tardas más en completar las tareas diarias y que te agotas fácilmente.
Estado de ánimo bajo o irritabilidad: Este es uno de los síntomas clave de la depresión. La persona se siente deprimida, no disfruta de las actividades que solía disfrutar y puede experimentar irritabilidad. Por ejemplo, puede que encuentres que las reuniones familiares o con amigos, donde antes te reías y participabas activamente, ahora te parecen interminables y solo deseas que terminen. Incluso puedes sentirte molesto/a con los comentarios de los demás o simplemente mostrarte distante, sin deseos de interactuar.- Pérdida de interés en actividades habituales: Es posible que hayas dejado de realizar actividades que solían apasionarte, como el deporte, el pádel, el gimnasio u otras actividades. Desde que te sientes deprimido/a, es probable que las hayas dejado de lado.
- Dificultad para concentrarse: Puede que experimentes dificultad para concentrarte tanto en el ámbito laboral, social, deportivo como familiar. Por ejemplo, es posible que te resulte difícil completar tareas en el trabajo, que se te olviden las cosas con facilidad, entre otros síntomas relacionados con la concentración.
- Sentimientos de desesperanza o abandono: Es posible que sientas que las sensaciones y emociones que estás experimentando nunca desaparecerán y que no habrá una mejora en tu situación, lo que te lleva a dejar de establecer metas y a tener una visión negativa y desesperanzada del futuro. Esto, a su vez, puede hacer que te sientas paralizado en el presente y te abandones a las emociones negativas.
- Pensamientos constantes de tristeza y negatividad: La depresión tiñe nuestra percepción del mundo con un filtro oscuro, lo que nos lleva a interpretar todo de manera negativa y catastrófica, lo que a su vez nos hace sentir más tristes. Por ejemplo, ante un problema en casa o una situación difícil, podrías empezar a pensar que la vida carece de sentido, que todo lo malo te sucede a ti y que todo lo que ocurre últimamente son noticias negativas.
- Fatiga o falta de energía: Podrías sentirte agotado/a y sin energía, sin ganas de salir de casa. Incluso tareas pequeñas como preparar comida, hacer la cama o realizar la higiene personal pueden requerir un esfuerzo considerable.
- Problemas para conciliar el sueño o exceso de sueño: Podrías experimentar dificultades para conciliar el sueño o, por el contrario, pasar demasiado tiempo durmiendo. Por ejemplo, podrías dormir 12 horas seguidas sin sentir deseos de levantarte.
- Pérdida de placer en casi todas las actividades: Podrías haber perdido el disfrute en actividades que solías encontrar placenteras. Por ejemplo, podrías haber perdido el placer de comer ciertos alimentos que antes te gustaban o de pasar tiempo con familiares con los que solías disfrutar. Esto puede hacer que no te apetezcan los planes que te proponen, lo que a su vez refuerza la depresión.
- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio: En un estado de depresión moderada, podrían aparecer pensamientos sobre la muerte o el suicidio, aunque la persona tenga claro que no los llevaría a cabo. Estos pensamientos son un síntoma más de la depresión. En casos más graves, los pensamientos pueden ir acompañados de una consideración real del suicidio. En cualquiera de los dos casos, es esencial buscar ayuda profesional. En situaciones de peligro inminente, es importante acudir a servicios de urgencias o llamar al número de emergencias correspondiente, además de informar a un ser querido para que pueda brindarte apoyo.
Si identificas estos síntomas es recomendable buscar la ayuda de un psicólogo para comprender la causa del malestar y descubrir cómo superarlo. La psicoterapia puede ser una herramienta necesaria para aprender a interpretar la realidad de manera objetiva y útil, como señala Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen. A través de este proceso, se trabaja en reenfocar las emociones negativas, fortalecer las positivas y activar las sensaciones placenteras, lo que contribuye al bienestar en la rutina diaria.
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