La otoplastia o cirugía de orejas es la intervención estética destinada a reposicionar y cambiar la forma y/o el tamaño de las orejas prominentes o en forma de soplillo.
Es un procedimiento que puede realizarse tanto en niños como en adultos. Antes de intervenir a un paciente es importante conocer sus motivaciones y determinar si está preparado tanto física como psicológicamente para la intervención.
¿Quién puede ser intervenido de una cirugía estética de orejas u otoplastia?
- Niños cuyas orejas se han desarrollado completamente (esto sucede entre los cuatro y los seis años).
- Adolescentes y adultos que han estado acomplejados por el tamaño, la forma o la posición de sus orejas durante toda su vida y quieren hacer un cambio en su apariencia estética.
- Personas con orejas que presentan lesiones fruto de accidentes o defectos de nacimiento.
- Pacientes que cuentan con unas orejas demasiado grandes con respecto al resto de su rostro.
- Pacientes con orejas asimétricas.
- Personas cuyas orejas sobresalen más de lo que deberían a los lados de la cabeza.
- Personas que sienten que el tamaño y la forma de sus orejas distraen la atención de su rostro.
- Pacientes que desean reparar los agujeros excesivos en sus lóbulos como consecuencia de perforaciones excesivas o desgarros.
¿Qué pacientes que no serían buenos candidatos?
- Niños cuyas orejas se encuentran en fase de desarrollo.
- Niños que no muestren síntomas evidentes de querer solucionar el problema.
- Personas con infecciones crónicas del oído.
- Personas obsesionadas con sus orejas que presentan problemas menores.
- Personas con enfermedades mentales.
Además, es fundamental que el paciente tenga claro qué se puede y qué no se puede conseguir con la cirugía de orejas.
Es importante que el cirujano informe correctamente al paciente para establecer unas metas realistas. Cuando se define claramente qué puede lograrse, la satisfacción con el resultado final es mucho mayor. También es importante que el paciente conozca los riesgos de la intervención.
Si el cirujano no asesora correctamente al paciente y se establecen metas poco realistas que van más allá del reino de la posibilidad, se puede generar una sensación enorme de frustración tras la intervención.
Es muy importante incidir también en que la cirugía no tiene un efecto mágico sobre el paciente, es decir, tras una intervención no se va a encontrar pareja de repente, o se va a salvar una relación o lograr un ascenso en el trabajo…
Tampoco deberían ser intervenidos pacientes que acuden a la consulta del cirujano para superar un momento de crisis personal, como puede ser un divorcio o la pérdida de un trabajo.
El bisturí puede ayudar a las personas, pero no es la solución ideal para problemas mucho más profundos.
Dr. Mira: especialista en otoplastias
Dr. Juan A. Mira en Masquemedicos