La rinoplastia es una de las intervenciones más complejas que existen en el campo de la cirugía estética. Para poder afrontar este tratamiento el cirujano debe contar con un nivel máximo de pericia, conocimientos y experiencia, debido a que se trabaja en un espacio tan pequeño que cualquier cambio que se realice tiene que ser preciso, moderado y exquisito.
Cualquier tipo de error, ya sea causado por impericia o por imprudencia, puede provocar secuelas difíciles de corregir. Todo en la nariz es milimétrico. Por ello, es fundamental que el paciente investigue y localice al mejor cirujano de la nariz para obtener los mejores resultados posibles. Además, la nariz se encuentra situada en el lugar más visible de nuestro rostro, todo el mundo sabe con solo mirarla si está bien o no.
La rinoplastia es una de las cirugías más populares en nuestro país, de hecho, miles de personas recurren a ella anualmente con fines completamente distintos:
- Puramente estéticos.
- Para reparar daños o lesiones fruto de accidentes o que tienen su origen en malformaciones congénitas.
- Para eliminar problemas estructurales de la nariz que afectan a la respiración.
Porque hay que tener claro que la rinoplastia no es solo un procedimiento estético, es también una solución a distintos problemas de salud. El objetivo final de la intervención es conseguir para cada paciente (ya sea hombre o mujer) la nariz más armónica posible con respecto a su contorno facial; siempre buscando la naturalidad y respetando su morfología y su función.
El cirujano plástico realizará antes de la intervención un estudio pormenorizado de las proporciones faciales, de la posición de los ojos, de la forma de la cara y de los pómulos, de la forma del mentón…
Para ayudarnos con este proceso en nuestra clínica contamos con un servicio de rinoplastia digital que permite enseñar al paciente el antes y el después de la intervención a través de una digitalización.
¿Sobre qué estructuras actúa la rinoplastia?
Antes que nada, es importante saber que la nariz se puede dividir en tres secciones, partiendo desde la frente hasta el labio:
- Los huesos propios, en el tercio superior.
- Los cartílagos laterales, en el tercio medio, un área más blanda.
- Los cartílagos alares, en el tercio inferior, la punta y parte de las alas.
En la rinoplastia, normalmente, actuamos sobre todas y cada una de estas estructuras.
La intervención puede ser abierta o cerrada, es decir, desarrollada por vía interna través de las ventanas nasales, o con una pequeña incisión exterior prácticamente invisible en la parte inferior, llamada columela.
En nuestra primera época, siguiendo la escuela alemana del Doctor Joseph, utilizamos la técnica cerrada. Pero con el tiempo, y a partir de varias estancias en la Universidad de Texas, en Dallas, comenzamos a realizar casi todas las rinoplastias de manera abierta, con microscopio, leds y navegadores. Con ello conseguimos una precisión inmejorable, también sin marcas visibles
La intervención la realizamos bajo anestesia local más sedación y suele durar entre una a dos horas, sin necesidad de ingreso hospitalario.
¿Qué aspectos podemos corregir con una rinoplastia?
Todas las intervenciones se realizan siguiendo un plan meticuloso, concebido en el estudio previo con el paciente. Estos son algunos de los problemas estéticos o funcionales que pueden corregirse:
- El dorso de la nariz, comúnmente conocido como “caballete“. Para ello se reduce la parte ósea y cartilaginosa, adaptando los dos huesos nasales, izquierdo y derecho, a la nueva forma, estrechando a continuación la nariz. Con ello se consigue de manera simultánea una imagen más armónica y una base más reducida. Las modelos se maquillan de oscuro esta parte lateral para conseguir este efecto, que en nuestras pacientes queda para siempre sin maquillaje
- La desviación del tabique nasal, que puede provocar importantes problemas respiratorios.
- Una punta nasal bulbosa o muy afilada que normalmente se corrige trabajando sobre los cartílagos alares.
- La apertura excesiva de las fosas nasales, muy común en determinadas razas a las que hacemos una “occidentalización”.
- Cambiar la forma del puente nasal.
- Corregir defectos congénitos o lesiones.
En nuestra preparación hicimos, junto con la cirugía plástica estética, rinología funcional y cirugía maxilofacial. Lo que nos dio una visión globalizada de cada pequeño problema, permitiéndonos corregir todos sin necesidad de otros especialistas en una única intervención.
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