La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo.
En los casos más graves de hipocondría la persona acude al médico, pero cuando no hay un diagnóstico que encaja con sus expectativas o no hay una prueba pedida, o un tratamiento médico, se genera desconfianza y no se cree en el profesional. Esto lleva a una espiral de ansiedad completa, si no puedo consultar ni con el médico ¿Quién me va a salvar de este problema que tengo?.
Hace unas semanas planteamos un artículo sobre la cibercondria, este problema lo padecen determinadas personas con una base de diagnóstico de hipocondría subyacente, que mantienen una conducta obsesiva que consiste en buscar información médica a través de internet, para corroborar el diagnóstico de los síntomas que padecen o creen padecer, y que en muchas veces no consiguen confirmar en otro ámbito.
Consejos para afrontar los síntomas de hipocondria
A continuación os dejamos algunos tips para afrontar esos síntomas de hipocondría que incluso en algunas ocasiones muchos hemos vivido:
No hablar reiterativamente del síntoma
El hipocondríaco suele entrar en bucle y acaba consultando qué puede ser el síntoma a amigos, pareja, familiares, amigos que trabajan en el ámbito de la sanidad… Muestran su preocupación en un bucle que solo hace que aumente la ansiedad.
No pensar en la explicación más negativa como primera opción
Pensar en todas las alternativas que pueden generar el síntoma y aceptar que lo más probable es que sea la respuesta más cotidiana y menos grave. Darnos un tiempo y si ese síntoma aumenta acudir al médico.
Ir a la explicación más catastrófica como primera opción es la salida más angustiosa.
Perder el miedo a estar enfermo
En nuestra sociedad estar enfermo es igual a debilidad para muchas personas, trabajar el autoestima y los miedos asociados a ese estado.
Nos anticipamos a cómo nos cambiará la vida si tenemos esa enfermedad, que pasará con nuestro trabajo, con nuestros hijos. Pensar que existen tratamientos, no es decirnos el diagnóstico y tener ya un final.
No tomar decisiones por nuestra cuenta
Ponernos a dieta, hacer reposo, automedicarnos… Tomar medidas como si ya tuviéramos un diagnóstico nos mete en un rol de enfermo, cuando ni siquiera hay un diagnóstico o ni lo síntomas son dolorosos o molestos.
Si los síntomas se agudizan acudir a un profesional de la salud mental
En ocasiones asociamos la hipocondría como un problema físico aunque la consecuencia sea la ansiedad. Es importante poner un freno antes de que llegue a ser un problema arraigado y este freno pasa por la valoración de la situación por un psicólogo o psiquiatra.
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