El silencio es muy importante en nuestra vida, pero muchas veces no somos conscientes de esa importancia. Nuestra sociedad está llena de estímulos externos. El entorno social y global en el que se desarrolla nuestro día a día constantemente demanda una interacción externa. Se busca y solicita nuestra opinión, y se nos somete al mismo tiempo a la opinión de los demás, queramos o no. Un “ruido” real y simbólico nos amenaza a diario, y esto se suma al hecho de que nuestras obligaciones y rutina consumen nuestro tiempo personal, ese que nos dedicamos a nosotros mismos, el tiempo de soledad y de silencio.
Tener este momento de aislamiento diario es una excelente herramienta para conocer nuestro yo interno, para hacer una reflexión sobre lo que nos sucede, para pensar, conectar y centrarnos en nosotros mismos.
El silencio como terapia psicológica
Como terapia, para superar los problemas de ansiedad, se recomienda que las técnicas como el mindfulness se lleven a cabo en un lugar tranquilo, en el que la estimulación externa sea muy poca, o que dicha estimulación – música relajante, por ejemplo – no nos distraiga.
Todas las terapias del silencio -como el yoga o la meditación-, si es posible, deben formar parte de la rutina diaria de cada uno. Debemos tomar consciencia de nosotros y de lo que sucede a nuestro alrededor, y concedernos tiempo valorar y tomar decisiones, enfocando nuestra atención en el aquí y el ahora.
Muchas veces al no ser conscientes, vivimos el presente de una forma mecánica, siendo, en demasiadas ocasiones, meros espectadores de nuestra vida.
Las técnicas del silencio previenen y reducen los efectos de la depresión, ya sea en solitario o combinándolas con distintas terapias psicológicas.
Iniciándonos en las técnicas del silencio
Al iniciarnos en ellas mejoramos la salud de manera integral, ya que muchas veces nos enseñan a respirar correctamente y conocer nuestro cuerpo y nuestras debilidades. También fomentan el autoconocimiento y la motivación personal.
Con el fin de evitar falsas expectativas y unos resultados insuficientes, lo recomendable es ponerse en manos de un profesional, especialmente al principio.
Es necesario documentarse sobre las diferentes estrategias, tener herramientas guiadas para iniciar la práctica, y preguntar e informarse con expertos en el tema, para evitar que surjan problemas musculares.
Si esta opción no es posible y quieres meditar en tu hogar, utiliza un sillón o una silla en los que puedas colocar los pies en el suelo sin cruzar las piernas y apoya tus brazos sobre tus piernas o en los laterales del asiento. Empieza con prácticas sencillas y ayudándote de guías de audio.
No es fácil, necesitas tranquilidad y paciencia, pero poco a poco irás consiguiendo resultados.
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