No son pocas las parejas, que tras una larga vida en común, descubren con sorpresa, que su relación ha caído en el aburrimiento y la rutina. En esos tristes momentos, es fácil que aparezca la nostalgia de lo que un día fue una experiencia maravillosa. En aquéllos momentos todo era hermoso, las sensaciones tenían una intensidad inusual, todos los recuerdos son bellos. Se preguntan, no sin razón, ¿dónde ha ido a parar toda la magia de entonces? ¿Cuándo nuestra vida en común ha empezado a ser algo tan sombrío y rutinario? ¿Qué ha sucedido entre los dos para haber llegado a esta situación tan deplorable?.
El enamoramiento
El enamoramiento, que aparece al iniciarse una relación sentimental, conlleva un alto grado de idealización de la persona amada. El “otro” y todas nuestras relaciones con él, son vistos con una percepción alterada, donde los aspectos negativos se ignoran y los positivos se magnifican.
Esta idealización es necesaria para la consolidación de la pareja, pero debe ser una situación temporal, una fase pasajera, para que la pareja inicie el camino del conocimiento mutuo.
El paso del tiempo
Poco a poco, la realidad se va abriendo camino, y va rebajando las expectativas de perfección de nuestra pareja. Un buen día descubrimos algún “defectillo” y lo aceptamos con resignación. Casi sin darnos cuenta el tiempo va limando esa imagen perfecta que habíamos forjado y en su lugar va quedando una percepción del “otro” más real, más madura y más objetiva.
El paso del tiempo y la pérdida de la imagen idealizada no es el único factor que influye en la implantación del aburrimiento en nuestras vidas. Existen parejas que han llegado a tener una relación muy sólida, con lazos de afecto muy maduro, tras años de convivencia, y que han alcanzado un alto grado de felicidad y satisfacción. Podríamos decir que han superado “la prueba del algodón” que supone el paso del tiempo y la rutina diaria. Sin embargo, un día sin saber cómo, su situación se vuelve inestable, todo se tambalea a su alrededor y de pronto se sienten como extraños. ¿Qué queda del entusiasmo inicial? ¿A dónde ha ido la pasión y la emoción de su vida?
Gerardo Castaño Recuero, Psicólogo en Masquemedicos
Este post pertenece a la serie “¿Qué fue de nuestro amor?”
Parte 1: ¿Qué fue de nuestro amor?. Prólogo
Parte 3: ¿Qué fue de nuestro amor? Señales de alarma
Parte 4: ¿Qué fue de nuestro amor? El triunfo de lo rutinario
Parte 5: ¿Qué fue de nuestro amor? La pérdida de la individualidad
Parte 6: ¿Qué fue de nuestro amor? El fin de la relacion
Parte 7: ¿Qué fue de nuestro amor? El valor de la comunicación
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"Todos los caminos conducen a ¿quien sabe?" "A veces el exceso de tranquilidad puede poner nervioso"