¿Qué fue de nuestro amor? La pérdida de la individualidad

Todavía, podemos recordar con una sonrisa, la fascinación que nos causaba nuestra pareja cuando la conocimos. Era todo un derroche de vitalidad. La mirábamos asombrados y nos hacía pensar en un potrillo salvaje e indómito. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido de aquel soberbio animal? Tal vez, ha ido perdiendo contacto con sus amigos para poder dedicar más tiempo al hogar o a los niños. Quizás, ha renunciado a aquella afición que tanto le gustaba y que nunca quisimos compartir. O tal vez ha dejado ese trabajo, que era su vocación, pero le robaba tiempo en la casa y ha renunciado a su ambición profesional.

La fuerza, la creatividad, la energía desbordante, la imprevisión puede dar miedo a algunas personas. Las personas inseguras, se cierran en sí mismas y tratan de controlar a las personas por temor a lo desconocido. Cuando una persona exultante se enamora de este tipo de sujeto, inseguro y controlador, puede caer en la tentación de renunciar a sus sueños y sus ilusiones, para que su pareja esté tranquila y sienta que tiene el control de la situación. Pero la vida es cruel y en más de una ocasión, el sujeto controlador que hizo cambiar y renunciar a tantas cosas a su pareja, se da cuenta de que ya no tiene lo que al principio tanto le atraía, empieza a echar de menos al “potrillo salvaje” y puede llegar a caer en el aburrimiento.

Renunciamos a una parte de nuestra personalidad

La vida en pareja puede ser muy enriquecedora. La presencia de la persona amada, puede bastar para descubrir nuestros mejores valores. A su lado descubrimos un nuevo potencial, que creíamos no poseer. La simple conversación nos ayuda a eliminar los bloqueos que teníamos y nos hace progresar en áreas inesperadas. Estos sentimientos, que son tan comunes al principio de una relación, sin embargo, con el paso del tiempo se van diluyendo. Tenemos la sensación de que han pasado los años y no hemos hecho nada, pensamos que hemos abandonado el camino y nuestros sueños originales.

Tal lo que ha ocurrido es que hemos renunciado a una parte de nuestra personalidad. Existe la creencia errónea de que la paz en un matrimonio o en una pareja, está por encima del propio desarrollo del individuo. En muchas ocasiones, cedemos en nuestras convicciones, para evitar una discusión. A menudo renunciamos a nuestras ideas buscando la paz y la felicidad del hogar. Pero no nos damos cuenta, de que la pareja necesita de las dos personas remando en la misma dirección. Si uno de los miembros se atrofia, la pareja se debilita y se descompensa.

Por supuesto, resulta mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero lo cierto es que conseguir conciliar los gustos, deseos y aspiraciones de dos personas es algo difícil de conseguir, pero a pesar de ello debe ser un objetivo innegociable de toda pareja que quiera conseguir la estabilidad en su vida conyugal.

Gerardo Castaño Recuero, Psicólogo en Masquemedicos

Este post pertenece a la serie “¿Qué fue de nuestro amor?”

Parte 1: ¿Qué fue de nuestro amor?. Prólogo

Parte 2: ¿Qué fue de nuestro amor?. El aburrimiento

Parte 3: ¿Qué fue de nuestro amor? Señales de alarma

Parte 4: ¿Qué fue de nuestro amor? El triunfo de lo rutinario

Parte 6: ¿Qué fue de nuestro amor? El fin de la relacion

Parte 7: ¿Qué fue de nuestro amor? El valor de la comunicación

Parte 8: ¿Qué fue de nuestro amor? El termómetro del amor

Categorías: Psicología
Gerardo Castaño Recuero:

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