Hay signos en la convivencia de una pareja, que todos entendemos y sabemos lo que presagian: discusiones diarias, gritos, insultos, portazos, falta de respeto, mentiras constantes, infidelidades más o menos evidentes. Todos pensaremos, ante estos hechos, que la pareja en cuestión tiene un corto recorrido y que, lo más probable, es que acabe en una ruptura.
Sin embargo, hay otras muchas personas que no manifiestan de forma estridente su malestar. Nadie da un grito más alto que otro. No se discute nunca, pero el fantasma de la desunión puede estar sobrevolando su día a día. Cada persona manifiesta sus emociones de forma diferente, pues cada ser humano adopta unos comportamientos propios para expresarse.
Un hombre o una mujer, que se sienten desgraciados, un buen día pueden comenzar a beber más de la cuenta, o empiezan a jugar a las tragaperras sin ningún control, se pasan el día haciendo compras de forma compulsiva o adoptan un estilo de vida donde los compromisos sociales y laborales les ocupan las veinticuatro horas del día y no les queda tiempo para darse cuenta de su infelicidad.
Felices a la vista de los demás
A la vista de los demás, pueden parecer una pareja feliz, pero estos comportamientos, son síntomas que reflejan un importante problema que subyace y puede amenazar seriamente la convivencia de la pareja.
Hay otros signos, quizá no tan evidentes, que pueden revelar una insatisfacción por parte de alguno de los miembros de la pareja: irritación constante y sin motivo aparente, malas contestaciones y salidas de tono, totalmente desproporcionadas, un estado de nerviosismo o de inquietud a todas horas, falta de iniciativa, desinterés y aburrimiento.
Con todo, quizá el síntoma más preocupante sea el alejamiento afectivo. La pareja no habla de sus afectos, no hay señales de cariño entre ellos, ni un abrazo o una caricia, y todo ello se traduce en una absoluta pérdida de interés por el sexo. Las relaciones sexuales pasan a mejor vida y parece que fueran cosas de otros tiempos.
Todo lo anteriormente reseñado, son rasgos que deben entenderse dentro del contexto de la pareja, deben ser solamente indicios. Todos los matrimonios tienen momentos buenos y momentos malos. Luego, muchos problemas se solucionan y las aguas vuelven a su cauce, pero de todas formas, no está de más prestar atención a estas posibles señales de alarma, para evitar que la situación se vaya deteriorando.
Gerardo Castaño Recuero, Psicólogo en Masquemedicos
Este post pertenece a la serie “¿Qué fue de nuestro amor?”
Parte 1: ¿Qué fue de nuestro amor?. Prólogo
Parte 2: ¿Qué fue de nuestro amor?. El aburrimiento
Parte 4: ¿Qué fue de nuestro amor? El triunfo de lo rutinario
Parte 5: ¿Qué fue de nuestro amor? La pérdida de la individualidad
Parte 6: ¿Qué fue de nuestro amor? El fin de la relacion
Parte 7: ¿Qué fue de nuestro amor? El valor de la comunicación
Ver comentarios (0)