PsicologíaSalud mental

Terapia infantil para niños con trastornos del espectro autista (TEA) y sus familias

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Abordar las necesidades específicas de niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) implica una adaptación cuidadosa y personalizada de la terapia infantil. Se trata de un encuadre terapéutico con especial enfoque en la estructura, elementos visuales y centrado en sus intereses. La colaboración estrecha con las familias es esencial, brindando orientación sobre técnicas de manejo conductual y proporcionando apoyo emocional.

En las sesiones con niños con TEA, se crea un entorno que sea predecible y estructurado, minimizando estímulos distractivos y utilizando ayudas visuales para proporcionar claridad en las instrucciones y expectativas. Se integran ampliamente estrategias visuales, como horarios visuales y tarjetas de elección, para ayudar a los niños/as con la comprensión y anticipación de las actividades. Esto proporciona una sensación de seguridad y predictibilidad.

Se mantiene un enfoque flexible y adaptable en las sesiones, reconociendo que las necesidades y habilidades de cada niño con TEA son únicas. Es necesario ajustar continuamente el enfoque según la respuesta y el progreso del niño. Se consideran las sensibilidades sensoriales del niño/a y se adapta el entorno para minimizar posibles desencadenantes. Es posible incorporar estrategias de regulación sensorial, como áreas tranquilas o herramientas táctiles. Se integran principios de terapia conductual, como el Análisis Aplicado del Comportamiento (ABA), cuando sea apropiado, para enseñar nuevas habilidades y reducir comportamientos desafiantes.

Es importante igualmente adaptar el estilo de comunicación, utilizando instrucciones claras y directas, así como prestando atención a las preferencias y estilos de comunicación individuales de cada niño/a, ya sea a través del lenguaje hablado, comunicación aumentativa o alternativa (CAA) u otros métodos.

Se personalizan las actividades terapéuticas incorporando los intereses específicos del niño/a con TEA. Esto no solo fomenta la participación activa, sino que también establece una conexión más fuerte entre el niño/a y la terapia. Se dedica un tiempo significativo a trabajar en habilidades sociales, utilizando juegos y actividades estructuradas que les ayuden a comprender las sutilezas de la interacción social.

Una terapia adaptada y centrada en las necesidades individuales de cada niño/a con TEA no solo facilita el progreso terapéutico, sino que también fortalece la conexión entre el niño, la familia y el proceso terapéutico en general. La colaboración estrecha y la flexibilidad son esenciales para brindar un apoyo integral y efectivo.

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