¿Qué tratamientos estéticos son recomendables en verano?
El verano está prácticamente a la vuelta de la esquina y todo el mundo quiere verse radiante, con un aspecto saludable. Por eso, es fundamental elegir tratamientos estéticos que encajen con los planes y las actividades que se tienen programadas para la época estival. Normalmente el verano no suele ser el mejor momento para someterse a una cirugía estética, a no ser que se vayan a emplear los meses de julio y agosto para recuperarse de la intervención. Hay que tener en cuenta que las operaciones de nariz, abdomen o pecho suelen necesitar de unos tres a cuatro meses para una correcta recuperación y cicatrización.
Por poner un ejemplo, la mayoría de los tratamientos intensos de rejuvenecimiento facial exigen evitar la exposición solar para conseguir una correcta recuperación. Los tratamientos con láser, luz pulsada intensa (IPL), y los peelings químicos hacen que la piel sea más sensible. Además, después de estos tratamientos estéticos, la piel se encuentra en pleno proceso de curación, por lo que se corre el riesgo de desarrollar pigmentación irregular si accidentalmente se toma el sol.
El otoño – invierno suele ser la época del año más aconsejable para someterse al bisturí. La climatología y las bajas temperaturas ayudan al proceso de curación, debido a que hay mucha menos actividad al aire libre, además, se limita la exposición solar que puede afectar a cicatrices y heridas.
Entonces, ¿puedo realizarme algún tratamiento estético durante el verano?
Algunas intervenciones estéticas, como por ejemplo la cirugía de párpados o blefaroplastia y la cirugía de aumento mamario pueden ser realizadas en los meses estivales, ya que es relativamente sencillo cubrir la pequeña cicatriz de un aumento mamario con tejidos protectores solares, o los párpados con unas gafas de sol y adecuada crema protectora.
Los tratamientos estéticos con Botox y los rellenos dérmicos son perfectos para el verano. Son muy populares debido a que los resultados son visibles casi de inmediato. El Botox se emplea para relajar las arrugas “dinámicas” que se generan debido al movimiento muscular, como las patas de gallo, los surcos entre las cejas… También funciona muy bien para reducir al mínimo las líneas de expresión en la frente, y para suavizar la apariencia de los poros.
El relleno facial con ácido hialurónico es otro de los tratamientos estrella. El ácido hialurónico se encuentra de forma natural en nuestro organismo; es una parte fundamental de las células dérmicas, pero también es una pieza clave en la construcción de tejidos duros como los cartílagos y las articulaciones. Su principal valor es que mejora la piel, rellenando arrugas y mejorando cicatrices, además, permite retener el agua, hidratando la piel. Con el paso de los años el ácido hialurónico se degrada y disminuye su cantidad en el organismo, provocando la proliferación de los signos del envejecimiento.
Los rellenos faciales utilizando ácido hialurónico inyectable permiten modelar el rostro de los pacientes. Es la solución ideal para reducir las arrugas y mejorar la flacidez facial sin modificar la expresión facial. También se utiliza para aumentar la hidratación facial, dotando a la piel de un aspecto más juvenil y luminoso. Es una sustancia que no agrede la piel, obtienendo resultados inmediatos y duraderos en el tiempo. Además, el paciente puede reincorporarse de inmediato a su vida cotidiana.
En los últimos años se ha producido un aumento de los rellenos faciales, no solo porque son menos invasivos, sino porque al ser temporales facilitan un movimiento facial más natural.
Dr. Terrén, especialista en cirugía estética
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