Obesidad y embarazo: riesgos y cómo reducirlos
¿Obesidad y embarazo son una buena combinación? De un modo intuitivo entendemos que no es lo ideal, pero más allá de esta primera impresión, por otra parte acertada, es importante tener en cuenta lo que dice la ciencia. Sobre todo, porque la segunda pregunta clave es: ¿Cuáles son los riesgos?.
Adelantamos que no hay por qué adelgazar antes del embarazo. En modo alguno son condiciones incompatibles, si bien precisan de una mayor vigilancia médica.
En este artículo intentaremos responder de forma breve y sencilla a ambas preguntas. Son cuestiones importantes de cara a un enfoque práctico, pues responder a posibles dudas ayuda a orientar y tranquilizar a las futuras madres al respecto.
De forma general, podemos afirmar que no hay complicaciones específicas que se presenten de forma habitual. Aún así, como hemos apuntado, la obesidad requiere más supervisión para controlar que todo está en orden.
Entre otros aspectos, la tasa de glucemia puede ocasionar la diabetes gestacional, y aumentan las probabilidades de padecer dolencias vasculares y renales.
Los riesgos de la obesidad en el embarazo para el niño
El riesgo que la obesidad puede suponer para el bebé todavía requiere mucha investigación, pero sabemos, por ejemplo, que aumenta el riesgo de producir anomalías en el sistema nervioso central, si bien los casos son raros.
La grasa puede restar precisión a la ecografía, un aspecto que puede derivar en fallos de diagnóstico y, como consecuencia, suponer un riesgo para el bebé (en caso de malformaciones) y también para la madre.
Con el añadido de que las malformaciones fetales son más frecuentes en las mujeres embarazadas obesas, a la vez que aumentan los casos de aborto espontáneo. De igual manera, la obesidad antes del embarazo es un factor de riesgo de muerte fetal por distintos factores, como una mayor tendencia a los ronquidos o a la apnea del sueño, así como por la dificultad de percibir una disminución en el movimiento fetal.
O, por ejemplo, además de posibles anomalías metablógicas neonatales, la hipertensión arterial en la mujer embarazada (hipertensión gestacional) puede ocasionar un retraso del crecimiento intrauterino de los bebés.
Los riesgos de la obesidad en el embarazo para la futura madre
La mayor probabilidad de la madre de padecer los trastornos de salud apuntados es un problema que, de un modo u otro, también acusa el feto. Sin perder de vista que las mujeres obesas, de por sí, son más proclives a padecer hipertensión arterial, diabetes y enfermedades cardíacas.
Por otra parte, aunque la obesidad no predispone a la cesárea necesariamente, en ciertos tipos de obesidad la grasa concentrada en el abdomen puede entrañar dificultades a la hora de realizarla. Igualmente, hay estudios que han constatado que en obesidades importantes sí existe más probabilidad de cesárea frente a mujeres delgadas.
Además de tener más problemas para una correcta administración de la epidural o de padecer una tromboembolia, una vez realizada una cesárea, las mujeres obesas tienen más dificultades a la hora de tener un parto vaginal.
Cómo reducir los riesgos de la obesidad en el embarazo
Llevar un seguimiento estrecho del embarazo considerando todos estos factores es un gran paso adelante para tomar las medidas oportunas y, con ello, minimizar los efectos. Sin ir más lejos, los problemas asociados a la vigilancia fetal por el grosor de la pared abdominal materna se pueden paliar con una monitorización fetal interna, entre otras técnicas.
La práctica de una actividad física moderada de forma regular, por otra parte, reduce el riesgo de diabetes gestacional. Sería suficiente con media hora de marcha de tres a cuatro veces por semana.
En general, salvo que se aconseje lo contrario, la práctica de ejercicio durante el embarazo puede contribuir a reducir muchos de los riesgos. Algunos de ellos es importante tenerlos en cuenta antes y después del parto, como ocurre con el tromboembolismo.
Lógicamente, adelgazar antes de concebir es la mejor manera de prevenir posibles complicaciones. Por último, hacerlo sin poner en riesgo la salud, es decir, sin buscar un adelgazamiento express, es esencial para cuidar tanto la propia salud como la del bebé.
Siempre la recomendación es acudir a un profesional que pueda llevar un control de la salud de madre y del bebé durante el embarazo y así evitar los riesgos. Por eso en Masquemedicos te ofrecemos la posibilidad de contactar con los mejores Ginecólogos de Madrid, Barcelona, y todas las ciudades de España.
Así mismo la consulta con un profesional de la nutrición y dietética puede ayudarte tanto antes como durante el embarazo, para lograr conseguir un peso saludable y evitar los problemas que ocasiona la obesidad. En nuestro portal encontrarás los más destacados Nutricionistas de Madrid, Sevilla, Barcelona, etc.
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