Odontología

¿Se puede fumar después de un implante dental?

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No es casualidad que la mayoría de los cirujanos dentales desaconsejen poner implantes dentales a los grandes fumadores. De hecho, la tasa de fracaso de integración de los mismos acaba siendo bastante mayor y requiere su retirada para una nueva colocación, por lo general no antes de haber transcurrido unos cuantos meses de espera.

¿Pero, por qué se producen estas dificultades? Como es bien sabido, el tabaquismo incrementa el riesgo de padecer serios problemas de salud, afectando también a la salud bucal.

Entre otras enfermedades y trastornos, ocasiona problemas respiratorios y pulmonares, incluyendo distintos tipos de cánceres. Sin duda, dejar de fumar es una sabia decisión por éstas y otras tantas razones.

El caso que nos ocupa es otra de ellas, habida cuenta de cómo afecta fumar a los implantes dentales. Numerosos estudios demuestran mayores tasas de fracaso para los implantes dentales en fumadores, más proclives a ciertos riesgos y problemas odontológicos.

Especialmente, el hábito de fumar dispara las probabilidades de pérdida de los implantes dentales, puesto que se produce una mayor pérdida del soporte óseo, sobre todo en el maxilar superior.

Fumar e implantes de dentales: consejos prácticos

¿Así las cosas, implantes dentales-fumar es un binomio imposible? La respuesta es no. Es decir, fumar no es incompatible con la colocación de implantes dentales, aunque dejar este hábito tan poco saludable facilitaría mucho las cosas de cara a lograr un tratamiento exitoso.

A la hora de buscar recomendaciones que reduzcan los posibles problemas sin dejar de fumar, es importante reducir el tabaco para encontrar un mínimo equilibrio entre los implantes dentales y fumar.

A los fumadores que van a someterse a un tratamiento de implantes dentales, por ejemplo, se les aconseja dejar de fumar, al menos, antes del tratamiento. El periodo suele rondar las dos semanas previas a la intervención.

Con ello aumenta la irrigación sanguínea en el área y mejora también la agregación plaquetaria. De igual manera, se aconseja no fumar durante los dos siguientes meses a la aplicación del implante para favorecer la cicatrización.

Por lo tanto, siguiendo los consejos profesionales, los fumadores deben dejar de fumar antes y después de la intervención. Idealmente, cómo no, podría tomarse estos periodos de abstinencia en torno a la intervención como una oportunidad idónea para dejar de fumar con el fin de mejorar la salud oral del paciente, y la salud en su conjunto. En particular porque, además de dificultar el tratamiento implantológico, dejar de fumar mejora la durabilidad del implante dental.

Por contra, el tabaquismo también provoca mayores niveles de pérdida ósea marginal e inflamación de los tejidos blandos. En los pacientes fumadores es habitual padecer la periimplantitis, una inflamación del tejido que rodea el implante provocada por una infección bacteriana.

El avance de dicha infección acaba con la progresiva pérdida del hueso de la mandíbula, por lo que el implante dental no puede ser soportado. Para tratar esta lesión alrededor del implante se debe tratar la inflamación para evitar su avance y mantener sanos los tejidos mediante una limpieza de las encías y farmacología.

Asimismo, hay que tener en cuenta que las consecuencias del tabaquismo son reversibles en buena medida, con lo que interrumpir el hábito de fumar tiene un efecto beneficioso casi inmediato. Esta circunstancias resulta tremendamente ventajosa para aumentar las probabilidades de éxito del tratamiento en la colocación de los implantes y en el proceso de cicatrización, favoreciendo su recuperación.

Se abandone el tabaco de forma puntual o definitiva, es esencial volver a hacer hincapié en la importancia de no fumar antes ni después de la colocación de los implantes dentales, tanto para facilitar su colocación como su posterior cicatrización.

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