Psicología

¿Conoces El Síndrome del “Savant”?. Rain Man

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En 1989, Michael Douglas, hizo entrega de la dorada estatuilla de los Oscar, en el Shrine Civic Auditorium de los Angeles, a Dustin Hoffman, por su increíble actuación en la película “Rain Man”.

En este film, Hoffman dio vida a un personaje autista, y lo hizo de una forma tan real, que pocos fueros los asistentes al auditorio, que se sorprendieron. Si el premio, en sí, no fue una sorpresa, lo que sí dejó intrigado a gran parte del público fueron las enigmáticas palabras de Dustin Hoffman al recibir el premio.

“Doy las gracias a todo el equipo, que tanto me ha ayudado en el rodaje, pero quiero dedicar este premio a Keem Peek. Sin él, no hubiera podido interpretar a Raymond Babbit, ni hubiera sido posible esta película”.

Debemos aclarar, para quien no haya visto Rain Man, que Raymond Babbit, es un personaje de la película, que recibe una suculenta herencia al fallecer su padre. Raymond Babbit es autista y es secuestrado por su hermano (Tom Cruise) que quiere parte de la herencia. Viajan a las Vegas, y allí Raymond demuestra una increíble capacidad para el cálculo numérico y el “conteo” de cartas en el Black Jack. Con su rara habilidad hace ganar una fortuna a su hermano en los casinos de Las vegas.

Tras esas misteriosas palabras, se descubrió que Keem Peek, era una persona de carne y hueso, que había asesorado a Hoffman durante el rodaje de Rain Man.

¿Quién es Kim Peek?

El doctor acababa de atender un parto, en el hospital de Salt Lake City, pero su cara mostraba preocupación, y sus palabras estaban teñidas de dolor, cuando se dirigió a Frank Peek, para decirle, que su hijo que acababa de nacer, tenía una grave malformación y sufriría retraso mental.

Frank Peek, se quedó consternado al oír al doctor y apenas si pudo entender nada de lo que le dijo, sobre su hijo:
“Su hijo tiene macrocefalia (cabeza más grande lo normal) y además presenta alteraciones cerebrales, en concreto una agenesia del cuerpo calloso, es decir, le falta un trozo de su encéfalo”.

Pasados unos días, en una visita al hospital, le dijeron que lo mejor para el niño, era ingresarlo en una clínica especializada, para garantizarle la mejor calidad de vida posible. Frank no hizo caso de los bienintencionados consejos y cuidó a su hijo con cariño y resignación.

Sin embargo, la vida, en ocasiones, nos sorprende gratamente. El niño, al que habían puesto por nombre Kim, pronto dio muestras de una increíble voracidad por la lectura. Por increíble que pueda parecer, antes de los 2 años de edad, se había leído íntegramente la obra completa de William Shakespeare. Cuando acabó con la última obra del genial inglés, se leyó la Biblia de cabo a rabo. Kim no leía, Kim devoraba y almacenaba en su memoria todo aquello, donde sus ojos se posaban.

Los estudios científicos que realizaron al pequeño Kim, demostraron que su capacidad de retención era del 98% y que para ello bastaba con visualizar una página, una imagen o un mapa una sola vez.

Pero no destacaba sólo por su capacidad de retención, sino que además tenía una increíble velocidad de lectura, derivada de la rara habilidad de leer una página con cada ojo, es decir, podía leer (y asimilar) el contenido de dos páginas al mismo tiempo.

A los pocos años el conocimiento adquirido por Kim, era inmenso, sabía muchísimo de casi todo. Vivía por y para la lectura. Retenía en su memoria los números de la guía de teléfono, las matrículas de los coches que pasaban a toda velocidad, por delante de su casa.

Se conocía de memoria y con todo lujo de detalles la cartografía de los Estados Unidos. Además su capacidad para el cálculo numérico era asombrosa. Se podría decir de él, que era una calculadora humana. Un caso como el suyo fue objeto de investigación por la NASA y las más prestigiosas universidades americanas.

Pero por desgracia, todo en la vida tiene una contrapartida y en el caso de Kim era, que a pesar de su increíble conocimiento, dependía absolutamente de sus padres. No sabía comer sólo, ni vestirse ni calzarse. Aprendió a caminar cuando ya tenía más de cuatro años de edad.

Cuando alcanzó la mayoría de edad sus padres lo ingresaron en una sociedad de adultos con minusvalías. Kim llevaba toda la contabilidad de la entidad sin ayuda de nadie, pero también sufría mucho al darse cuenta de su torpeza y sus limitaciones.

Otra de las peculiaridades del chiquillo, era que aunque su cabeza era un auténtico almacén de datos, no era capaz de sacar ningún beneficio de todo ese conocimiento. Almacenaba miles de nombres, números y fechas, pero no era capaz de encontrar relaciones entre ellos y por lo tanto no sacaba ninguna conclusión a todo su conocimiento.

Tras el éxito obtenido por la película Rain Man, y tras conocerse su papel como asesor de Dustin Hoffman en el rodaje, su vida dio un inesperado giro de 180 grados. Empezaron a entrevistarle en televisión, era portada de los principales semanarios, daba giras y conferencias por todo el país, y fuera por donde fuera, asombraba a todos con sus extraordinarias cualidades.

Murió en el año 2009 por una enfermedad cardíaca. Los médicos le habían estudiado exhaustivamente y, ya un año antes del fallecimiento, le habían diagnosticado de un raro síndrome, conocido como FG, que produce además de la macrocefalia, alteraciones musculares y cardíacas.

Gerardo Castaño Recuero, Psicólogo en Masquemedicos

 

Gerardo Castaño Recuero
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